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Todos los capítulos de Mi Sexy Profesor : Capítulo 21 - Capítulo 30
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Eran mediados de febrero cuando todo dejaría de ser lo mismo para volverse más complicado. La joven se despertó de mal humor, no era tan común o normal que se levantara con el pies izquierdo, pero esa mañana se sentía así, enfadada por nada y tuvo que quedarse sentada a orillas de la cama antes de siquiera hacer el intento de levantarse y avanzar hasta el baño, sentía un malestar extraño en su sistema. Mareos, maldito bamboleo que le impidió caminar con normalidad. Tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para encaminarse al baño y empezar a adecentarse. Le costó mantener el ritmo como cada mañana. Iba a cepillar sus dientes cuando de pronto aparecieron las ganas intensas de devolver todo, así acabó arrodillada frente al retrete hasta vomitar la cena de anoche. Se sintió fatal luego de eso, ¿habría pescado un virus raro? Se cepilló los dientes y tomó un ducha corta, estaba exanime, desganada, que ya solo quería echarse a la cama y tomar una siesta. Casi a rastras alcanzó llegar hast
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—Gracias —susurró aceptando la taza de té caliente, Lili le aseguró que le haría bien. —Yo debo irme, amiga. Pero llámame si necesitas algo —expresó Tina haciendo un puchero, no quería irse la verdad, pero Amanda la llamó para que la acompañara a una salida. —Descuida, gracias por venir. Cuando se marchó, estaba a solas con su abuela. No quería hablar del asunto, no deseaba decirle a Burhan, no estaba segura de nada. Tenía mucho miedo de lo que sucedería de ahora en adelante. —Como te dije, debes hacerte los análisis. Mañana iremos, no importa lo que Giselle diga.—¿Qué? No, ella no me permitirá ir contigo.—Descuida, sí podrás, me encargaré de que no esté aquí, es probable que vuelva a salir. Por otro lado, ¿vas a informarle a Burhan? —cuestionó con tacto. —N-no… no todavía, abuela —tembló.—No te voy a presionar, solo procura que no sea demasiado tarde, te crecerá el abdomen y ya no podrás ocultarlo, Mabel. —advirtió sin dejar de ser cariñosa.—Abuela, ¿y si no quiero este bebé
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No esperaba un regreso a Bradford de esa manera. La ropa que debía usar, le quedaba ya un poco ajustada, por lo que decidió comprar con su mesada unas sudaderas y jeans que le sirvieran ahora. Giselle reaccionó austera, recriminado la ausencia de su uniforme, no estaba de acuerdo en verla así, lucía demasiado atractiva para su gusto. Y por primera vez Niña intercedió en su defensa. —Por favor, Giselle. No ha hecho nada malo, se quiere vestir a su gusto, por mí está bien. —Para mí no lo está, Nolan. Además no es tu hija.—Y a pesar de eso la trato mejor que tú —declaró en desacuerdo con su trato hacia ella, su propia hija —. Vete, Mabel, ya se te hace tarde.La joven que se había quedado a la expectativa y paralizada en el último peldaño, avanzó con prontitud y más segura de que Nolan le salvara de su bruja madre. Pudo respirar bien al salir en el exterior y avanzar camino a la parada. Otro suceso extraño es que un Lamborghini rojo se detuvo frente a la parada y tocó dos veces el cla
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—Hola, señorita Romanov. ¿Al fin dejaras de usar esos andrajos? Debo admitir que me sorprendiste con tu nuevo estilo, pero aún te falta para estar a la moda. —Vete a la mierda —despotricó con enojo. Georgia no contenta con su respuesta, buscó adrede de tocar su cabello, pero la reacción incontrolable de Mabel fue volcar su chocolate batido sobre la ropa de la molesta joven. Los presentes en la cafetería se quedaron viendo la escena con sorpresa. En la boca de la.aofendids Palacios se formó un círculo y sus ojos se abrieron con demasía para luego chillar como animal, por supuesto, bastante dramatismo de su parte que parecía una trastornada. —Eso es para que me dejes en paz —soltó la joven levantándose, dispuesta a dejarla ahí, pero en medio de todo, Georgia no iba a dejar las cosas así, de modo que la tomó por su corto cabello tirando de ella y luego intentó golpearla. La pelea había iniciado y Mabel no se quedó de brazos cruzados, logró igualarla y tirar de su cabello hasta hacerla
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Ella bajó la cabeza y se rompió en llanto. La reacción de Burhan fue acercarse y rodearla con su cuerpo, transmitiendo protección a través de su gesto, lo que la calmó poco a poco. La tormenta emocional en su interior se detuvo, las lágrimas dejaron de caer y ella suspiró varias veces, encontrando tranquilidad al estar cerca de él. Con un beso cariñoso en sus cabellos, Burhan le hizo sentir querida y se apartó para mirarla a los ojos.Esa conexión sencilla trajo a su mente una cascada de recuerdos. Burhan le acarició la mejilla antes de limpiar gentilmente sus lágrimas y ella le confesó sus miedos en un susurro entrecortado.—Tengo mucho miedo, Burhan. Necesito tu ayuda, no puedo enfrentar esto sola. Ni siquiera mi mamá ni mi padrastro lo saben todavía, solo mi abuela —murmuró, sintiendo la aprehensión en su garganta.Los ojos de Burhan se llenaron de lágrimas, mostrando una vulnerabilidad que sorprendió a la joven. La confirmación del embarazo había desencadenado una oleada emocional
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Después de pasar la vergüenza de nuevo al contarle a la directora. Pudo obtener sus papeles y como era mayor de edad, la directora le dio la chance de que le contara a sus padres sobre su retiro de la secundaria, además le deseó lo mejor y su anhelo porque luego continuara sus estudio, tanto en Bradford como en otra secundaria. Respecto al padre de su bebé, la mujer ya se hacía a la idea de que podría ser algún muchacho de la secundaria. No le pasó por la cabeza aquel podría tratarse del profesor Al-Mansour, eso era inimaginable. —Muchas gracias por todo. Afuera, anduvo por el pasillo con prisa, ya la zona estaba desolada y pudo moverse con tranquilidad. Recordó que Burhan la esperaría, por lo que se dirigió al estacionamiento y buscó entre los autos el suyo. Ahí estaba él cerca de un deportivo negro, recostado del auto. Suspiró direccionando sus pasos hacia él. Burhan la vio y de inmediato le abrió la puerta de copiloto. Afortunadamente no había nadie por ahí y pudo meterse en e
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Ninguno de los presente podía dar crédito a lo que decía ella. Y lamentablemente la joven no tendría de su parte bonitas palabras en las que pudiera refugiarse. Estaba sola en ese momento, se miró las manos y finalmente se cubrió el rostro cayendo de rodillas al suelo. El quiebre fue inmediato, los sollozos no se detenían. Se escucharon maldiciones, la voz cargada de enojo de Giselle que fue detenida por el propio Adrick por petición de se padre. Y ella fue recogida por su padrastro, quien la elevó por los hombros, pero sus brazos jamás la rodearon. Cómo era de esperarse, no encontraría en apoyo en ninguno, solo reclamos, regaños por haber quedado embarazada a esa edad, por romper las reglas. —Hablaremos, lo haremos como personas civilizadas —le dijo, en un tono que destilaba dureza. A duras penas asintió. Lo siguió, al otro salón, al enorme living, se sentía tan pequeña, tan expuesta y vulnerable. —Lo siento, lo siento mucho —no dejaba de disculparse por eso. Un error, una grave
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—¿Tienes hambre? —preguntó cuando la sintió moverse. Libre de un parpadeo, negó con la cabeza. Burhan no insistió, no deseaba presionarla, así que respetó su decisión. No es que estuviera de acuerdo con que comiera poco, pero hoy se lo dejaría pasar. Él no había comido, y no tenía mucho apetito, pero comió un poco. Se hacía tarde, la joven continuaba dormida en el sofá, pero no era su intención que pasara toda la noche ahí. La movió un poco para que despertara, se negaba a hacerlo lanzando quejas por doquier.—Por favor...—No, tengo sueño. —Vamos, Mabel, te llevaré a la cama —comentó levantándola y dándole la mano, para que avanzara con él, pero en lugar de dársela lo abrazó fuerte. Ya no parecía tan dormida. —Deja que duerma contigo, Burhan —emirió casi en un ruego —. No quiero quedarme sola. —Bien, ahora vamos —aceptó. No le negaría nada a esa joven frágil, era lo menos que estaba haciendo. —Gracias —susurró. Solo así empezó a caminar a su par, durante el trayecto la sostuvo
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—Le prometí a mi abue que la llamaría, debo hacerlo o creerá que no estoy a salvo —mencionó inquieta, ya buscaba su número para marcarle. —Claro, avísale. Y déjale saber que puede venir cuando guste —lo informó él, afable. —De acuerdo, yo le digo —sin alejarse para hablar con Lili, atendió ahí mismo, al lado de Burhan. —Abuela...—Oh, mi niña. ¿Estás con Burhan? —cuestionó con un tono que dejaba notar su preocupación latente. —No, estoy bien, con Burhan, abuela duerme tranquila, estoy a salvo aquí. Y Burhan dice que puedes venir a verme, cuando puedas —añadió ansiosa porque en serio la visitara. Ya la echaba mucho de menos. —No sabes cuánto me alivia saber que lo estás, me deja aliviada saberte bajo un techo, con Burhan. Agradécele de mi parte todo lo que está haciendo por ti, pronto iré a verte. Deja que las cosas aquí se calmen. Sí, se había desatado una tormenta, ella ya dejado atrás ese mal tiempo, pero en casa, todo completamente igual. Un nuevo día llegó, despertó con la
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Solo esperaba que sí pudieran progresar, que esa pasión hecha un querer no se truncara a eso, a un te quiero, que fuera más allá hasta cruzar el te amo. Y aguardaba también que el árabe le platicara más sobre su familia, para ser justos, lo merecía, ya ella le había contado sobre ella y lo que había pasado. Pero tal parecía que por su cuenta, él no se animaría a decirle más, ¿es que sí era hermético? Cuando salió de la ducha, se asemejó a una pasa, estar expuesta al agua, le arrugó la piel. Tiritando se enrolló en una toalla. Como él no le dijo sobre otra ropa para ella, se metió en su vestidor. La dejó sin palabras ver la cantidad de ropa que tenía, el orden, nada fuera de lugar. Parecía una boutique. Con suerte logró encontrar una camisa grande y ponérsela. Si le permitió usar una anoche, no creía que le molestara que usara otra suya. Lo malo es que no tenía ropa interior y se le hacía un poco incómodo estar así, con solo la camisa. Al menos le cubría el trasero. Ya era tarde, por
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