Su origen era un misterio, era una incertidumbre. Le causaba curiosidad saber la verdad, y sabía que merecía saberla, ya mucho tiempo había pasado. Con diecisiete años, ya era tiempo de enterarse sobre su padre, no importa si este probablemente hubiera hecho algo malo o no. —¿Qué pasó con él, Lili? —Antes de hablar sobre él, prométeme que no le dirás nada a Giselle, ella es quien debería de decirte la verdad, hace mucho que pasó, lo mereces, mi niña. Te he notado tan distinta estos días que no sé qué pensar en realidad, no sé si es por un chico, no sé si te cuestionas sobre tu padre... ¿Así que estaba a punto de contarle la verdad solo porque la había visto extraña actuar esos días? Mabel no quiso corregirla, no le dio la gana de decirle que no se debía a la ausencia de la verdad, sino por un hombre. Así que prefirió callarse y esperar a quee Lili le expresara la verdad que tanto deseaba conocer. —Sí, necesito saberlo, toda la vida he estado pronunciando la palabra padrastro, pero
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