Juárez, Doris y también Monna descubrieron que ahora sí tenían todo a su favor, nadie sospecharía de ellos pues era el propio Savater quien recelaba de su esposa, sólo les quedaba hacer recaer la sospecha sobre ella. Doris se sintió satisfecha por esa ocurrencia, si encima conseguía romper ese matrimonio mejor que mejor. Redactaron una pequeña nota, Monna la dejaría en el despacho, los celos y el miedo de Daniel harían el resto.Al día siguiente, Daniel entró en el despacho para revisar unos papeles antes de cenar, había estado jugando, como acostumbraba últimamente, en el jardín con su hijo y su esposa. Débora se retiró con su hijo para bañarlo y darle de cenar, quedaron en reencontrarse en el comedor pequeño, le gustaba pasar la velada en esa sala tumbados en el suelo junto al hogar, muchas noches ni siquiera llegaban a la habitación pues se amaban delante del cálido fuego. Un papel blanco boca abajo resaltaba encima de la oscura mesa, le dio la vuelta y lo sorprendió su compo
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