Lo que lo estaba volviendo loco, o mejor dicho, quien lo estaba volviendo loco estaba sentada frente a él. Un pequeño café, apartado, medio escondido y discreto. Los ojos verdes de nuevo llorosos y la voz quebrada. - No puedes hacer eso… - Le dijo Daniel. - No me queda otra cosa - - Pero… - - No viviré escondiéndome por siempre. Sé que no debí hacerlo, sé que me equivoqué, pero ya no lo soporto… Ahora menos que nunca- - Irte no lo solucionará nada… Por favor… - Lo miró con tristeza, pero estaba decidida. - Volveré con mis padres, conseguiré otro empleo; sé que puedo hacer esto sola - - ¿Qué sucedió? ¿Qué cambió? - - Todo cambió… Me iré en una semana - - Te estas apresurando, déjame resolverlo - - No puedes resolverlo ¿Vas a decírselo? - Daniel se recostó en el respaldo, sentía que su alma se le estaba escapando por los pies. - No… - - Lo lamento… Pero no puedo seguir viviendo así, escondiéndome. No criaré a este niño de esa manera… No es responsable de nada, no merece es
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