Ingresamos al impotente edificios de vidrio azules, el interior es maravilloso, no puedo evitar barrer con la mirada el sitio donde me encuentro. El personal camina de un lado a otro, vienen y van con papeles en las manos en el trajín laboral, todos se ven muy ocupados y estresados.—¡Al fin llega Señor! —ladeo la cabeza en dirección a la mujer vestida con un traje de dos piezas color azul oscuro. Se detiene al frente y me da una mirada desdeñosa. —Señor Said, los inversionistas lo están esperando en la sala de junta. ¿Quiere que le lleve un café?—No, gracias Samara. Diles que enseguida voy, primero debo llevar a mi esposa a la oficina. —Ahora la tal Samara eleva sus cejas sorprendida, me da una mirada de disculpa y se marcha excusándose de que le avisará a los inversionistas.Siento una mano tomar la mía y entrelazar los dedos, tironea de mí e ingresamos al elevador.—Te dejaré unos papeles que debo organizar por fechas, es lo único que debes hacer además de atender las llamadas y..
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