Alexander se arrodilló junto a Tanya mientras esta vomitaba en el retrete, le sujetó el pelo y le acarició suavemente la espalda con ternura en señal de apoyo y con una expresión de preocupación en su rostro.Cuando terminó de vomitar, la ayudó a ponerse en pie, la llevó hasta el lavamanos y le dio un cepillo de dientes y pasta dentífrica para que se cepillara.Una vez hubo terminado, la giró hacia él y le preguntó,—Dime Tanya ¿Acaso estás embarazada? —ante la pregunta del hombre, los ojos de la chica se abrieron de par en par, sorprendida, y negó con la cabeza.Es que a ella le daba terror, solo imaginar que eso pudiese ser cierto. ¿Cómo le diría a sus padres? ¿Con qué cara los mirarías? No, ella no podía estar embarazada, además, ella había tenido la menstruación, durante dos días. Claro que antes le duraba cinco, pero quizás era por causa del estrés, se dijo tratando de justificar la falta de su regla.—¿Qué estás diciendo? ¿De dónde sacas eso? —preguntó, claramente sorprendida po
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