Parte 2. Capítulo 10. Extrañas sensaciones.
Al salir, lo encontró parado cerca del negocio vecino, con el hombro apoyado en la pared y las manos metidas en los bolsillos.Apenas ella cruzó el umbral, él alzó la vista. Sus ojos rasgados se mostraban más seductores que nunca.—Hola —lo saludó al estar frente a él.El hombre sonrió, se acercó a ella y, sin previo aviso, le dio un beso cerca de la comisura de los labios.—Hola —respondió a pocos centímetros de su piel—. ¿A dónde quieres ir? Pídeme lo que quieras —dijo mientras le acariciaba el labio inferior con su pulgar.Isabel se sintió saturada. Embrujada por sus caricias. No debía permitirle que la tocara de esa manera, sin conocerse, aunque no podía negar que le gustaba y había pasado toda la mañana esperando ese contacto.Si fuera tan atrevida cómo Jesenia le hubiera propuesto marcharse a un lugar privado, donde pudiera alimentarse solo de besos y caricias, pero recordó que se había prometido mantener la cordura y tomar el control de la situación.Si quería disfrutar más de
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