51. Savino besa a Serafina y Remo no llega a su cita con Marianné
— ¿Por qué diablos me lo pones tan difícil siempre, eh? — preguntó en un gruñido, al cabo de un instante; demasiado cerca de sus labios, y provocando que a la hermana de su jefe se le cortara el aliento.— No debería ser tan difícil — respondió ella después de cortos segundos —. Ah, Savino, si tan solo tú…— No, no lo digas — la interrumpió, contenido. Sus manos aún puestas en su cintura, ansiando tocar más allá de los límites que podría permitirse a sí mismo.— ¿Por qué? ¿Por qué no, Savino? Sé que me deseas — se aventuró a decir, exponiéndose al rechazo más cruel.— Serafina…— Atrévete a negarlo, vamos, hazlo — lo retó —. Atrévete a negar como deseas como mujer, y que no te mueres por follarme ahora y aquí, arriesgándonos a ser vistos.— ¿Cuándo entenderás que eres una cría, eh? ¡No puedo, joder! ¿Entiendes eso?— No, no lo entiendo — negó, cerrada —. ¡No entiendo por qué no puedes amarme… desearme!— No se trata de ti.— ¿Qué es entonces? ¿Es alguien más? Savino, tú… ¿estás enamora
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