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Todos los capítulos de Los Hijos del Griego: Capítulo 111 - Capítulo 120
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La Apuesta del Griego
Los días con su madre para él eran como un regalo del cielo Todo parecía ir sobre ruedas. Muchos meses tomó rehabilitar el cuerpo de su madre y él estuvo ahí a su lado todo el tiempo. Samuel, el amigo de Thalia había hecho muy buenas migas con la hermosa mujer y le consiguió al mejor psiquiatra para rehabilitar su mente también y así ella salia adelante. Mientras Athos aún sentía que las mujeres y la noche eran su momento para relajarse, estar con su madre le hacia mucho bien. Ella también adoraba a sus nietos y tenia una gran relación con Thalia pero nada podía ser perfecto. Mientras Athos se dejaba influenciar por su madre para encontrar pareja a su altura, alguien ya llevaba en sus brazos el fruto de su amor. El griego no podía olvidar a la única mujer que tanto había adorado durante los meses anteriores pero la influencia de su madre, la propia vida vertiginosa de esta y el rumbo desbocado de su nueva vida le habían hecho olvidar dos cosas importantes: Habia una persona que
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1.El precio de una vida
Capítulo 1. El precio de una vida ¡¿Qué iba a hacer?! Por Dios, estaba perdida.Lily miró los ojos azules de su bebé de apenas dos meses de nacido y supo que no tenía más alternativa que recurrir al único hombre que la podría ayudar. Volver a la tramposa necesidad de ser apoyada por su ex jefe Praxis Stratos. Solo de pensar en el verdadero apellido del padre de su hijo recién nacido en sus brazos la ponía a temblar.Pero no le pediría ayuda a él, no. A Athos no. Ella juró jamás volver a caer en sus garras afiladas que tanto daño hacían cuando se clavaban hondo en la débil carne de su orgullo herido.Ella iría a ver a Praxis Stratos que siempre había sido un caballero con ella y que además, si algo recordaba de él era su bondad. Todo lo contrario al estirado inglesito con el que tanto se perdió en la pasión que la acabó dejando sola y con su bebé. Y el de él...—¡¿Hola?!Praxis respondió al primer tono. Lily se puso tan nerviosa que farfulló en un hito:—Soy Lily, señor Stratos. Lil
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2.¿Favor o apuesta?
Capítulo 2. ¿Favor o apuesta?—Vamos —Frank reprendió a su mejor amigo—. Tiene que haber algo que se pueda hacer, algo que desees más que ese coche. Véndemelo y te compraré lo que quieras.Una intensa hostilidad se apoderó de Athos Stratos, porque su mejor amigo lo irritaba a más no poder. El hecho de que ambos coleccionaran coches de lujo debía de ser lo único que tenían en común. Pero una negativa nunca era tal para Frank; solo servía para que este aumentara el precio. No parecía capaz de entender que no podía sobornar a Athos. Pero Frank, heredero de las legendarias minas de oro de la familia Barton e increíblemente rico, no estaba habituado a que le negaran nada ni a que lo decepcionaran, y era congénitamente incapaz de respetar los límites de la cortesía. Con una expresión sombría en su rostro fuerte y delgado, Athos miró a su amigo con sus brillantes ojos claros impasibles, gracias a años de dura autodisciplina.—No —repitió Athos en voz baja al tiempo que deseaba que volviera
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3.Un favor por otro
Capítulo 3.Un favor por otro Una mujer vestida de ejecutiva guío a Lily por un pasillo y luego abrió otra puerta que daba paso a lo que parecía el despacho principal del edificio y un hombre se levantó de un salto del escritorio.Lily se sintió tan horrorizada al reconocerlo que se quedó petrificada en el umbral y lo miró consternada. Su optimismo natural se evaporó como si alguien muy cruel la hubiera pinchado con un alfiler para desinflarla. Era Athos Stratos, no su hermano Praxis. Y esa era la peor de sus pesadillas.Athos miró desconcertado a la mujer que estaba en el umbral porque era maravillosa. Poseía esa belleza vibrante que hacía que los hombres se volvieran a mirarla en la calle, con su melena pelirroja y rizada y su cuerpo esbelto y ágil. Lo único que no había cambiado en Lily eran sus ojos, verdes como el jade en un rostro triangular de piel traslúcida como la porcelana más fina. Su boca, de labios rosados y carnosos, revelaba unos dientes blancos y pequeños que en aquel
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4.Tu cuerpo y tu alma serán míos
Capítulo 4. Tu cuerpo y tu alma serán míos—¿Yo? —Lily lo miró boquiabierta. Sus verdes ojos expresaban su desconcierto —. ¿Cómo voy a ser yo tu pareja? ¡No puedo asistir a un baile así tan grande! La prensa ha dicho que vendrán los reyes.—Vestida y pulida adecuadamente, podrías hacerlo —objetó Athos eligiendo las palabras con cuidado porque las punzadas que sentía por debajo del cinturón se habían acelerado al fijarse en el labio inferior de ella, tan incitante —. Pero tendrías que estar dispuesta a trabajar en la presentación, ya que deberías no solo parecer, sino también comportarte como la clase de mujer que llevaría a un baile real.—Eso es imposible —dijo Lily —. Sería necesario algo más que un bonito vestido y dejar de decir palabrotas.—Desde luego, pero, dado que disponemos de varias semanas para prepararnos, creo que podrías hacerlo —afirmó Athos, lo cual la desconcertó más aún, por el voto de confianza que suponía —. Y, tanto si la farsa tiene éxito como si fracasa, te pa
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5.No volverás a tocarme
Capítulo cinco. No volverás a tocarme Tanto para Athos como para Lily estaba siendo muy intenso el momento. Después de tanto tiempo sin verse era fácil reconocer que se deseaban como el primer día en el que se conocieron.Ella por su parte tenía una deuda que saldar con carácter inmediato. Louis, quien le había prestado el dinero para salir huyendo de Rusia tenía la intención de delatar su posición a quienes la buscaban desesperados si no le llegaba a dar el dinero ese mismo día. El plazo se había acabado y aunque la chica no sabía por qué era imprescindible para ellos, tenía que pagar para no perder su vida y la de su hijo.Athos por su parte se moría de ganas de saber qué había dentro de aquella apariencia tan azorada que nunca había visto en ella. El enigma iba en aumento y su excitación también. —Mi cuerpo no volverá a ser tuyo Athos —ella puntualizó —. Ni mucho menos mi alma.—¿Ni aunque me ruegues? —siseó el griego.—No es una broma —apostilló la chica —. Y no, no lo haré. No
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6.Si me tocas me iré
Capítulo seis. Si me tocas me iré.Técnicamente Lily no había mentido. En su vida, en su casa y en ocasiones incluso en su cama había otra persona: su pequeño hijo.Y el de Athos. Si la situación no fuera lo suficientemente desesperada ella no haría algo así con él, todo aquello podía salir muy mal y como mínimo su corazón sufriría por los estragos que aquel arreglo le dejaría.El griego por su parte estaba más furioso aún. Aquella preciosa mujer que había sido tan suya, la única con la que no esperaba que la noche acabara para sacarla de su cama porque adoraba reír con ella, hacer planes y despertar a su lado lo había dejado una vez y ahora le pedía ayuda teniendo a un hombre en su vida. Aquel tipo debía ser un idiota incapaz de mantener a su propia mujer. Una mujer que ahora de repente él quería para si mismo la otra vez aunque fuese para ayudarla, nada más.—¿Por qué no te da el dinero él? —quiso el griego saber visiblemente celoso.—No es asunto tuyo.Sí lo era. Todo en ella volv
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7.Operación Cenicienta
Capítulo siete. Operación Cenicienta Lily salía del edificio con dolor en sus pech0s. Su hijo debía estar clamando por comida y ella todavía demoraba un par de cuartos de hora en llegar hasta él. No podía creerse lo que acababa de firmar, después de tanto tiempo, de tanto kntento de olvidar de tantas noches pensando en Athos y ahora, justo cuando estaba por irse lejos para siempre del yugo de todos, iba y caía en sus garras otras vez.Ella era muy consciente de que aquellas mariposan habían anidado en su estómago...no estaban allí de paso, eran parte de si misma. Le amaba...por Dios como le amaba. ¿Cómo podía luchar contra el amor?El padre de su hijo estaría dominando sus días por dos semanas que se le harían eternas mientras el bebé esperaba por ser separado para siempre de la posibilidad de tener un padre.Aquello era una locura a la que no podía dejar atrás. No le quedaba otra que cumplir con frialdad su parte del trato y luego salir lo más lejos posible.Ella había reservado y
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8.Tú eres solo mía
Capítulo ocho. Tú eres solo mía Lily se esforzó en no mirar a Athos, lo cual era muy difícil, ya que estaba muy atractivo con su traje gris oscuro, de exquisita confección, que resaltaba su poderoso físico a la perfección, una camisa blanca y una corbata de seda negra anudada a su cuello moreno. ‘Muy bien’, se dijo, ‘es guapísimo.' '¡Supéralo!’, y se lo repitió hasta que los espectaculares ojos masculinos bordeados de negras pestañas eliminaron ese sensato pensamiento de su mente. Ella también estaba insoportablemente exquisita. Athos apenas podía contener el aliento al verla. Aquel vestido que había elegido para ella era una locura. El rojo le sentaba de maravilla y ver como caía en cascada por sus curvas preciosas, marcando toda su figura se sintió explotar en sus pantalones a medida. —Entonces —Lily quiso romper el hielo para espantar sus pensamientos —, ¿Cómo será mi itinerario a partir de mañana? Sabía que el sarcasmo le sacaría de quicio y aprovechó para jugar con la pacie
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9.Los celos de un hermano
Capítulo nueve. Los celos de un hermano A la mañana siguiente las lecciones comenzaron. Lily lanzó un suspiro por la mañana que había pasado; una clase nunca le había aburrido y hartado tanto como aquellas, porque todo lo que le enseñaban era muy árido y ella encima tenía que fingir que no sabía hacer nada. Sin embargo, Lily se estremeció ante la perspectiva de enfrentarse a dos semanas de semejantes enseñanzas. Pero, si eso era lo que se le exigía para salvar a su hijo, se pondría a trabajar en serio y escucharía lo que fuera necesario, se dijo de mala gana.Ante sí tenía un montón de apuntes para supuestamente ayudarla en la tarea, cuyos puntos importantes fue subrayando con rotuladores de colores, una práctica que utilizaba en la universidad para que le resultara menos difícil leer, a causa de la dislexia. Le sería más fácil pedir apuntes orales que pudiera escuchar, pero detestaba solicitar que la trataran de manera especial por su dificultad de aprendizaje, sobre todo cuando, en
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