Capítulo ocho. Tú eres solo mía Lily se esforzó en no mirar a Athos, lo cual era muy difícil, ya que estaba muy atractivo con su traje gris oscuro, de exquisita confección, que resaltaba su poderoso físico a la perfección, una camisa blanca y una corbata de seda negra anudada a su cuello moreno. ‘Muy bien’, se dijo, ‘es guapísimo.' '¡Supéralo!’, y se lo repitió hasta que los espectaculares ojos masculinos bordeados de negras pestañas eliminaron ese sensato pensamiento de su mente. Ella también estaba insoportablemente exquisita. Athos apenas podía contener el aliento al verla. Aquel vestido que había elegido para ella era una locura. El rojo le sentaba de maravilla y ver como caía en cascada por sus curvas preciosas, marcando toda su figura se sintió explotar en sus pantalones a medida. —Entonces —Lily quiso romper el hielo para espantar sus pensamientos —, ¿Cómo será mi itinerario a partir de mañana? Sabía que el sarcasmo le sacaría de quicio y aprovechó para jugar con la pacie
Capítulo nueve. Los celos de un hermano A la mañana siguiente las lecciones comenzaron. Lily lanzó un suspiro por la mañana que había pasado; una clase nunca le había aburrido y hartado tanto como aquellas, porque todo lo que le enseñaban era muy árido y ella encima tenía que fingir que no sabía hacer nada. Sin embargo, Lily se estremeció ante la perspectiva de enfrentarse a dos semanas de semejantes enseñanzas. Pero, si eso era lo que se le exigía para salvar a su hijo, se pondría a trabajar en serio y escucharía lo que fuera necesario, se dijo de mala gana.Ante sí tenía un montón de apuntes para supuestamente ayudarla en la tarea, cuyos puntos importantes fue subrayando con rotuladores de colores, una práctica que utilizaba en la universidad para que le resultara menos difícil leer, a causa de la dislexia. Le sería más fácil pedir apuntes orales que pudiera escuchar, pero detestaba solicitar que la trataran de manera especial por su dificultad de aprendizaje, sobre todo cuando, en
Capítulo diez. De la furia al beso Lily se había calmado un poco cuando se enteró de que a Albert, el mayordomo de Athos, le habían encargado que le enseñara el uso correcto de los cubiertos, no modales en la mesa. De repente se vio frente a una mesa puesta formalmente, en la que había un asombroso surtido de cucharas, tenedores y cuchillos.Una vez acabada la clase, volvió a su habitación y se sentó en la cama, apoyada en el cabecero, a leer un libro que había tomado prestado de la biblioteca, cuando la puerta se abrió sin previo aviso.Era Athos y estaba más furioso de lo que nunca lo había visto. Tenía las mejillas sofocadas, lo cual acentuaba aún más los destellos dorados de sus espectaculares ojos.—¡Se lo has contado todo! ¿Es que no sabes lo que es la discreción? — preguntó con voz condenatoria y airada —. ¿No sabes guardar un secreto?Tensa y turbada, Lily se levantó de la cama a toda prisa.—Solo se me escapó una palabra y, después, no tenía mucho sentido no contárselo —reco
Capítulo once. ¿De quién es ese niño?A Lily se le hacía demasiado lento el tiempo en la casa de Athos. Este, luego de aquel arrebato que había tenido con ella y su boca pecaminosa que le hacía cometer delitos y pecados había desaparecido del todo.Cinco horas llevaba fuera de la casa y la chica encontró ese momento perfecto para salir y escabullirse a ver a su pequeño hijo.La pobre chica no sabía que desde que había decidido vivir aquella aventura con el griego él desconfiaba de ella. Motivo por el cual le había puesto un chófer sin transporte, prácticamente. El hombre en vez de manejar par la chica, se dedicaba a ir tras ella a todos sitos y vigilar sus pasos. Claro, que en caso de que estuviera amenazada o en apuros debía intervenir aunque se destapara su verdadera intención con ella."VIGILAR Y PROTEGER". Esas habían sido las palabras exactas del griego al hombre que entonces la seguía por la ciudad.Lily, ajena a todo aquello salió de la casa por la tarde, le dolían las mamas y
Capítulo 12. El padre del bebé Athos se había quedado con la mosca detrás de la oreja. Algo, o más bien y siendo sincero, varias cosas no le gustaban un pelo. Él sabía que aquella preciosa y tentadora mujer escondía algo pero lo que verdaderamente lo que le preocupaba era la magnitud de ese secreto. O secretos, en caso de que fuera un plural que era lo que más intuía.Miró uno y otra vez las fotos que le había mandado su hombre. En todas ellas era Lyli quien llevaba al bebé en brazos y la verdad se veía preciosa en esa tesitura.Esos pensamientos le asustaron sobremanera y se obligó a si mismo a sacar en enfado y la intriga por encima de la ternura y el deseo que aquella mujer provocaba en él. Durante los minutos que le tomó disolver la reunión a la que asistía antes de semejantes noticias, ni siquiera podía dejar de mirar la foto que tenia abierta en el teléfono. Sabía que era cuestión de minutos que le avisaran de donde estaba Lily y no tenía tiempo que perder.También ordenó a ot
Capítulo trece. La sorpresa de Lily Mientras ella cuenta los porqués, él espera una respuesta a todo eso que ella justifica desesperadamente no contestar. Entonces utiliza la ruta más fácil y con Athos, la de siempre...—¿Qué pasa si te digo que es mio?Había perdido la cabeza. Pensó de repente que retarlo así era un error pero él picó y dijo con atronadora honestidad:—No lo sé.Fue un susurro casi imperceptible pero ella lo oyó perfectamente y aunque sus ojos estaban tan dedicados como los suyos a descifrar al otro, respondía de igual manera.—Entonces, ¿para qué me lo preguntas?¿Tú no sabes que aquellas cosas en las que más empeño ponemos por descubrir guardan mas respuestas menos inesperadas y deseadas?Él no decía nada mientra Lily sentía que tenía todo por decir. Incluso le hubiera preguntado como podía hacer para arrancarselo de la piel como había hecho él con ella pero este no sabía como ni donde encontrar la primera respuesta a sus preguntas. Las cosas habían tomado una nor
Capítulo catorce. Todo por mi hijo Lily no quería dejar a su bebé, pero no tenía otra opción. Mucho menos cuando Athos se había empeñado en acompñarla a ella y a su madre con el niño hasta la casita en la que vivían. Eso sí, lo dejó fuera de la casa para que ella pudiera darle un buen beso de despedida al niño. Lo bueno era que el bebé no tenía nada grave, era un resfriado viral común según el médico. —Esto será temporal, amor mío, lo prometo —dijo en un suspiro con los labios pegados a las regordetas mejillas de su hijo—. Pronto estaremos juntos otra vez y no volveremos a separarnos. Ya verás. —Recuerda que lo haces por él, hija —su madre trató de infundirle fuerzas. Hubiera querido hacer más por su hija, ser una mejor madre. Pero el destino no la había dejado y ella nunca se había sentido lo suficientemente fuerte como para enfrentar a su marido y a las consecuencias de dejarle—. Eso te dará fuerzas. Todo esto valdrá la pena. Te fe. —Eso espero mamá —reafirmó Lily abrazando a s
Capítulo quince. No soy una cualquiera.—¿Es en serio? —se quejó Lily entrnado en pánico. No quería salir a la calle y mucho menos que la vieran con él en lugares públicos. Cualquier riesgo por menor que fuera para ella era un terrible caos. Si bien se alegraba —sin entender por qué, la verdad — de que Athos hubiera dejado el tema del niño de lado, no entendía cómo podía no molestarle que le vieran con una mujer por ahí, pidiendo ser fuente de rumores y probable motivo de enfrentamiento con su madre.Ella sabía que la matriarca de los Stratos era de armas tomar y que su circulo de amigos de la élite de la ciudad no aprobaría que su preciado hijo hiciera ciertas cosas.Con Praxis había sido distinto pues mientras ella estaba en coma el griego había tenido que lidiar con todo solo y se había apropiado de una enorme fortuna al casarse con su esposa, además de pertenecer esta al círculo social de su apellido pero no era mi caso. No por lo menos...que supieran ellos.—En serio —respondió