Capítulo trece. La sorpresa de Lily Mientras ella cuenta los porqués, él espera una respuesta a todo eso que ella justifica desesperadamente no contestar. Entonces utiliza la ruta más fácil y con Athos, la de siempre...—¿Qué pasa si te digo que es mio?Había perdido la cabeza. Pensó de repente que retarlo así era un error pero él picó y dijo con atronadora honestidad:—No lo sé.Fue un susurro casi imperceptible pero ella lo oyó perfectamente y aunque sus ojos estaban tan dedicados como los suyos a descifrar al otro, respondía de igual manera.—Entonces, ¿para qué me lo preguntas?¿Tú no sabes que aquellas cosas en las que más empeño ponemos por descubrir guardan mas respuestas menos inesperadas y deseadas?Él no decía nada mientra Lily sentía que tenía todo por decir. Incluso le hubiera preguntado como podía hacer para arrancarselo de la piel como había hecho él con ella pero este no sabía como ni donde encontrar la primera respuesta a sus preguntas. Las cosas habían tomado una nor
Capítulo catorce. Todo por mi hijo Lily no quería dejar a su bebé, pero no tenía otra opción. Mucho menos cuando Athos se había empeñado en acompñarla a ella y a su madre con el niño hasta la casita en la que vivían. Eso sí, lo dejó fuera de la casa para que ella pudiera darle un buen beso de despedida al niño. Lo bueno era que el bebé no tenía nada grave, era un resfriado viral común según el médico. —Esto será temporal, amor mío, lo prometo —dijo en un suspiro con los labios pegados a las regordetas mejillas de su hijo—. Pronto estaremos juntos otra vez y no volveremos a separarnos. Ya verás. —Recuerda que lo haces por él, hija —su madre trató de infundirle fuerzas. Hubiera querido hacer más por su hija, ser una mejor madre. Pero el destino no la había dejado y ella nunca se había sentido lo suficientemente fuerte como para enfrentar a su marido y a las consecuencias de dejarle—. Eso te dará fuerzas. Todo esto valdrá la pena. Te fe. —Eso espero mamá —reafirmó Lily abrazando a s
Capítulo quince. No soy una cualquiera.—¿Es en serio? —se quejó Lily entrnado en pánico. No quería salir a la calle y mucho menos que la vieran con él en lugares públicos. Cualquier riesgo por menor que fuera para ella era un terrible caos. Si bien se alegraba —sin entender por qué, la verdad — de que Athos hubiera dejado el tema del niño de lado, no entendía cómo podía no molestarle que le vieran con una mujer por ahí, pidiendo ser fuente de rumores y probable motivo de enfrentamiento con su madre.Ella sabía que la matriarca de los Stratos era de armas tomar y que su circulo de amigos de la élite de la ciudad no aprobaría que su preciado hijo hiciera ciertas cosas.Con Praxis había sido distinto pues mientras ella estaba en coma el griego había tenido que lidiar con todo solo y se había apropiado de una enorme fortuna al casarse con su esposa, además de pertenecer esta al círculo social de su apellido pero no era mi caso. No por lo menos...que supieran ellos.—En serio —respondió
Capítulo dieciséis. Perderás la apuesta Lily decidió no responder a nada, no intervenir de ninguna forma y simplemente aprovechar la segunda oportunidad que la vida le daba para huir de esa repuesta un cada vez más insistentemente hacía Athos. La señora fue observada por los dos mientras se quitaba su sombrero y los guantes, el glamour de su vestimenta era atosigador, incomodaba tanta etiqueta y Lily se vio reflejada en esa faena en sus próximos días, cosa que no le gustó un pelo. Incluso llegó a sentir lástima de si misma.—Es un asunto privado, mamá —contestó Athos. A la chica no le pasó desapercibido como su madre le imponía. Aquel hombre dócil y recatado que respondía ante semejante mujer no era el mismo dominante y feroz que la abordaba a ella. Supo entonces que Athos era un muñeco de hilos en manos de su madre. Incluso ella podría ser una especie de ventrílocua porque el griego solo intentaba hablar cosas que ella silenciada con tantas preguntas que Lily dejó de escuchar.Se
Capítulo diecisiete. Volver a estar juntos.La boca hambrienta del griego se pegó a los labios del sexo de Lyli tan salvajemente rápido que esta solo pudo gritar de sorpresa y meter los dedos en su pelo mientras él bebía de su húmeda entrada. La muchacha estaba ávida y prieta, él sonrío al sentir que aquello era una inconfundible muestra de que nadie la había tocado en mucho tiempo. Eso aumentó su deseo de ella, de comersela mientras gritaba su nombre y dejarse llevar porque ya no podía más. Él sentía que se agotaban sus fuerzas de resistencia y se moría por entrar en ella. Por apretarle los pechos, morderle los labios y clavarse hasta donde no pudieran más los dos. Se sentía poseído por la lujuria con ella, dueño de todo su placer e incapaz de sobrevivir a no tenerla.Ella fue suya, volvería a serlo y empezaba a preguntarse si algún día renunciaría a seguirla teniendo.Subió sus manos con poca delicadeza por sus muslos hasta llegar a sus caderas y tiró de ella hacia abajo haciéndola
Capítulo dieciocho. Mi prometido y nuestro hijo Lily no quería hacerlo, no quería contarle la verdad a Athos. No de esta forma al menos, pero él la había descubierto y ella ya no podría seguir guardando el secreto para siempre. Además estaba aterrorizada de que el ruso la encontrara. Le gustara o no, lo planeara o no y fuera como fuera, necesitaba la ayuda de Athos para salvarse a sí misma y a su familia.—No me hagas esto, Athos. El ruego de Lily era casi una súplica susurrada en medio de la desesperación El griego pudo sentirla pero no pretendía ser benévolo en eso. Todo lo contrario. Athos se había pro.metido ser implacable con ese tema porque sentía que muy por encima de lo que su madre pensara, de lo que la vida pudiera prohibirle o tratar de no ofrecerle, ella estaba destinada a ser suya y se hallaba en peligro. Ante eso él no podía sino ser su salvador. No tenía alternativa y aunque la hubiese tenido no la aceptaría, no estaba dispuesto a renunciar a lo que Lily tenía para d
Capítulo diecinueve. Vas a casarte conmigo Por muy enfadado que él estuviera, Liliana podía verlo sufriendo y se le rompía el corazón.La chica cayó de rodillas al suelo agotada y rabiosa consigo misma. No debió decirle nada, lo sabía pero él no era fácil de manipular.En su día los dos habían sido muy claros con las normas de su relación y aunque ella no le había hecho saber sus sentimientos en ese momento, sabía muy bien que no debía amarlo, que Athos era un hombre que había sufrido por la ausencia de su madre y nunca querría tener un hijo al que le pasara lo mismo. Lily lo había llevado hasta esa situación y no se lo perdonaba, ni ella misma lo hacía. Verlo tan herido, tan amenazante y aterradoramrnte furioso era cosa del momento, ella lo sabía bienNunca la lastimaria porque no era ese tipo de hombre pero eso también creaba una herida en él, un hoyo en su pecho que dolía solo de verlo.—¡Lo siento! —susurró la chica sollozando.—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!Athos comenzó a impa
Capítulo veinte. No me hagas perseguirte Athos pudo comprobar cuando sus lenguas se tocaron, que siempre le pasaba lo mismo: Lily era la única mujer que había conocido en su vida que le aceleraba el corazón solo con un beso. Con una roce sin explicación, con un susurro de sus bocas juntos él se perdía en aquella mujer.Él se moría por ella y aunque le había costado reconocerlo estaba más que seguro de ello, estaba muy enamorado de esa peculiar mujer que mientras más cosas descubría de ella más muros por derribar se encontraba. Lily era un enorme enigma para Athos pero ni siquera eso lo detenía en su empeño de mantenerla a su lado.Él sabía que dentro de aquella burlesca historia todavía faltaba más de la mitad por descubrir. Todos los niveles que estaban bloqueados aún, él se propuso desbloquearlos uno a uno.Y, ¡por un demonio si lo haría! Independientemente de que sabiendo lo que sabía ahora jamás la dejaría sola siendo amenazada de la manera en que lo estaba.—Me vuelves loco, mu