Capítulo dieciocho. Mi prometido y nuestro hijo Lily no quería hacerlo, no quería contarle la verdad a Athos. No de esta forma al menos, pero él la había descubierto y ella ya no podría seguir guardando el secreto para siempre. Además estaba aterrorizada de que el ruso la encontrara. Le gustara o no, lo planeara o no y fuera como fuera, necesitaba la ayuda de Athos para salvarse a sí misma y a su familia.—No me hagas esto, Athos. El ruego de Lily era casi una súplica susurrada en medio de la desesperación El griego pudo sentirla pero no pretendía ser benévolo en eso. Todo lo contrario. Athos se había pro.metido ser implacable con ese tema porque sentía que muy por encima de lo que su madre pensara, de lo que la vida pudiera prohibirle o tratar de no ofrecerle, ella estaba destinada a ser suya y se hallaba en peligro. Ante eso él no podía sino ser su salvador. No tenía alternativa y aunque la hubiese tenido no la aceptaría, no estaba dispuesto a renunciar a lo que Lily tenía para d
Capítulo diecinueve. Vas a casarte conmigo Por muy enfadado que él estuviera, Liliana podía verlo sufriendo y se le rompía el corazón.La chica cayó de rodillas al suelo agotada y rabiosa consigo misma. No debió decirle nada, lo sabía pero él no era fácil de manipular.En su día los dos habían sido muy claros con las normas de su relación y aunque ella no le había hecho saber sus sentimientos en ese momento, sabía muy bien que no debía amarlo, que Athos era un hombre que había sufrido por la ausencia de su madre y nunca querría tener un hijo al que le pasara lo mismo. Lily lo había llevado hasta esa situación y no se lo perdonaba, ni ella misma lo hacía. Verlo tan herido, tan amenazante y aterradoramrnte furioso era cosa del momento, ella lo sabía bienNunca la lastimaria porque no era ese tipo de hombre pero eso también creaba una herida en él, un hoyo en su pecho que dolía solo de verlo.—¡Lo siento! —susurró la chica sollozando.—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!Athos comenzó a impa
Capítulo veinte. No me hagas perseguirte Athos pudo comprobar cuando sus lenguas se tocaron, que siempre le pasaba lo mismo: Lily era la única mujer que había conocido en su vida que le aceleraba el corazón solo con un beso. Con una roce sin explicación, con un susurro de sus bocas juntos él se perdía en aquella mujer.Él se moría por ella y aunque le había costado reconocerlo estaba más que seguro de ello, estaba muy enamorado de esa peculiar mujer que mientras más cosas descubría de ella más muros por derribar se encontraba. Lily era un enorme enigma para Athos pero ni siquera eso lo detenía en su empeño de mantenerla a su lado.Él sabía que dentro de aquella burlesca historia todavía faltaba más de la mitad por descubrir. Todos los niveles que estaban bloqueados aún, él se propuso desbloquearlos uno a uno.Y, ¡por un demonio si lo haría! Independientemente de que sabiendo lo que sabía ahora jamás la dejaría sola siendo amenazada de la manera en que lo estaba.—Me vuelves loco, mu
Capítulo veintiuno. No hay mal que por bien no venga Una oleada de pesar invadió a Lily. La noticia de su hijo había destruido su relación con Athos. Habría acabado de todos modos después del baile real, se dijo. Su relación tenía fecha de caducidad, y solo faltaba una semana para el baile. Porque el griego iba a casarse con ella, pero no por las razones correctas, no por amor. —¿Qué piensas de la situación? —preguntó el griego sentado en una esquina de la cama, sin previo aviso—. ¿Cómo fue el embarazo? Quiero saberlo todo. —Al principio, estaba destrozada, pero después a medida que mi vientre crecía no podía evitar sentirme también un poco emocionada. Lo siento si tú no querías ser padre Athos, pero nuestro hijo ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. —No tienes que disculparte. Es evidente que te gustan los niños. —¿A ti no? —No lo he pensado, porque creía que pertenecían a un futuro muy lejano — dijo él con voz tensa—. Pero también es cierto que con los pequeños
Capítulo veintidós. Una oportunidad Athos y Lily iban en el coche nerviosos los dos. Athos no sabía —porque nunca se le habría ocurrido planteárselo— qué hacer con un bebé entre sus brazos. Aunque ya lo había visto en el hospital no era lo mismo. Ahora lo tomaría en sus brazos sabiendo que era suyo, que tenía una responsabilidad con otro ser humano para toda su vida y pensaba mientras el coche avanzaba, en todas las veces las veces que se burló de su hermano por la demencia que le entró cuando supo de sus hijos y cómo obligó a su cuñada a casarse con él, cuando ahora él estaba haciendo lo mismo. Fuese por protección, amor o interés...Los dos hermanos habían tomado el mismo camino en el amor. Quizás era el sello de la familia Stratos. Su madre y todos los problemas en ambas infancias los llevaron a ser esquivos en el amor y l familia. Ya ni qué decir del matrimonio. Ellos habían luchado contra todo eso siendo unos solteros sin compromisos que dejaban las cosas mas que claras a todas l
Capítulo veintitrés. Cada día me gustas más Lily estaba viviendo como en un sueño. Llevaba dos días en los que se había olvidado de los problemas, de aquel mensaje y de todas las advertencias de su madre sobre lo errado de su decisión respecto a irse a vivir con Athos y ponerle en brazos a un bebe que según su opinión, debían proteger ambos y estar juntos no ayudaba. Muy a pesar de eso la muchacha estaba en la gloria con su marido y su hijo. Sí, un día después de haber enviado los datos al ayuntamiento la pareja se casó sin más invitados que los testigos civiles que ponía en mismo sitio y el juez que los casó. Luego de convertirse en la esposa de Athos Stratos los problemas de su apellidos se volvieron una sombra de su pasado. Ella le dijo a su marido que solo usaba el apellido de su madre y que así quería que se llamara su hijo: Nyan Stratos Anderson. En su caso prefirió mantener junto a su nombre el apellido de su marido y así borrar de su vida todo vínculo con la anterior.
Capítulo veinticuatro. Lo tienes todo pensado. — ¿Y bien? — insistió el recién llegado a la casa de Athos, Praxis Stratos —. ¿Va a explicarme alguien lo que está sucediendo aquí? — Praxis, hermano, ¿por qué no me avisaste que venías? — Porque no eres mi mujer para que te esté diciendo o pidiendo permiso de a dónde voy y porque se me dio ka gana venir a ver a mi hermano. ¿Qué ahora tengo que pedirte una cita para venir a verte o qué? — No — dijo Athos en el acto —. Solo que no te esperaba. — Es evidente — resopló su hermano mayor con toda la intención de sonar sarcástico. — ¿Cuándo regresaste de tu viaje? Pensé que estarías fuera más tiempo. — Llegué hace unas horas, ¿y vas q seguir sometiéndome a un interrogatorio para desviar el tema o me vas a decir qué demonios hace Liliana con un niño en tu casa? — Lily déjanos a solas por favor — pidió Athos a su esposa lo más amable que pudo. Ella obedeció con premura —. Será mejor que te sientes, hermano. La historia es larga.
Capítulo veinticinco. La atracción no es amor. —¿Cómo te encuentras? —fue lo primero que le preguntó Athos a Lily cuando se reunieron en el jardín de la mansión para pasar el día con Praxis Stratos, su esposa y sus hijos como habían quedado. Aquella mañana Lily no había bajado a desayunar con Athos, alegando encontrarse indispuesta, cosa que al griego le preocupó. —Bien —mintió Lily por educación, antes de volverse a saludar a Thalia, su antigua jefa y después se entretuvo con Owen y Olivia, los niños a los que había cuidado y que además adoraba. Ellos estaban muy contentos de ver a su niñera preferida y no la soltaron ni a ella ni al bebé que llevaba en brazos. —Es tan pequeño y lindo —dijo Olivia acariciando las manitas de su primo —. Es igual que mi hermanito cuando era pequeño. ¿A qué sí mamá? —Si cariño —respondió la madre —. Aunque tu hermanito todavía es pequeño. —Sí, pero ahora camina solo y no quiere jugar a las muñecas conmigo, y cuando lo hace me las rompe. L