Capítulo once. ¿De quién es ese niño?A Lily se le hacía demasiado lento el tiempo en la casa de Athos. Este, luego de aquel arrebato que había tenido con ella y su boca pecaminosa que le hacía cometer delitos y pecados había desaparecido del todo.Cinco horas llevaba fuera de la casa y la chica encontró ese momento perfecto para salir y escabullirse a ver a su pequeño hijo.La pobre chica no sabía que desde que había decidido vivir aquella aventura con el griego él desconfiaba de ella. Motivo por el cual le había puesto un chófer sin transporte, prácticamente. El hombre en vez de manejar par la chica, se dedicaba a ir tras ella a todos sitos y vigilar sus pasos. Claro, que en caso de que estuviera amenazada o en apuros debía intervenir aunque se destapara su verdadera intención con ella."VIGILAR Y PROTEGER". Esas habían sido las palabras exactas del griego al hombre que entonces la seguía por la ciudad.Lily, ajena a todo aquello salió de la casa por la tarde, le dolían las mamas y
Capítulo 12. El padre del bebé Athos se había quedado con la mosca detrás de la oreja. Algo, o más bien y siendo sincero, varias cosas no le gustaban un pelo. Él sabía que aquella preciosa y tentadora mujer escondía algo pero lo que verdaderamente lo que le preocupaba era la magnitud de ese secreto. O secretos, en caso de que fuera un plural que era lo que más intuía.Miró uno y otra vez las fotos que le había mandado su hombre. En todas ellas era Lyli quien llevaba al bebé en brazos y la verdad se veía preciosa en esa tesitura.Esos pensamientos le asustaron sobremanera y se obligó a si mismo a sacar en enfado y la intriga por encima de la ternura y el deseo que aquella mujer provocaba en él. Durante los minutos que le tomó disolver la reunión a la que asistía antes de semejantes noticias, ni siquiera podía dejar de mirar la foto que tenia abierta en el teléfono. Sabía que era cuestión de minutos que le avisaran de donde estaba Lily y no tenía tiempo que perder.También ordenó a ot
Capítulo trece. La sorpresa de Lily Mientras ella cuenta los porqués, él espera una respuesta a todo eso que ella justifica desesperadamente no contestar. Entonces utiliza la ruta más fácil y con Athos, la de siempre...—¿Qué pasa si te digo que es mio?Había perdido la cabeza. Pensó de repente que retarlo así era un error pero él picó y dijo con atronadora honestidad:—No lo sé.Fue un susurro casi imperceptible pero ella lo oyó perfectamente y aunque sus ojos estaban tan dedicados como los suyos a descifrar al otro, respondía de igual manera.—Entonces, ¿para qué me lo preguntas?¿Tú no sabes que aquellas cosas en las que más empeño ponemos por descubrir guardan mas respuestas menos inesperadas y deseadas?Él no decía nada mientra Lily sentía que tenía todo por decir. Incluso le hubiera preguntado como podía hacer para arrancarselo de la piel como había hecho él con ella pero este no sabía como ni donde encontrar la primera respuesta a sus preguntas. Las cosas habían tomado una nor
Capítulo catorce. Todo por mi hijo Lily no quería dejar a su bebé, pero no tenía otra opción. Mucho menos cuando Athos se había empeñado en acompñarla a ella y a su madre con el niño hasta la casita en la que vivían. Eso sí, lo dejó fuera de la casa para que ella pudiera darle un buen beso de despedida al niño. Lo bueno era que el bebé no tenía nada grave, era un resfriado viral común según el médico. —Esto será temporal, amor mío, lo prometo —dijo en un suspiro con los labios pegados a las regordetas mejillas de su hijo—. Pronto estaremos juntos otra vez y no volveremos a separarnos. Ya verás. —Recuerda que lo haces por él, hija —su madre trató de infundirle fuerzas. Hubiera querido hacer más por su hija, ser una mejor madre. Pero el destino no la había dejado y ella nunca se había sentido lo suficientemente fuerte como para enfrentar a su marido y a las consecuencias de dejarle—. Eso te dará fuerzas. Todo esto valdrá la pena. Te fe. —Eso espero mamá —reafirmó Lily abrazando a s
Capítulo quince. No soy una cualquiera.—¿Es en serio? —se quejó Lily entrnado en pánico. No quería salir a la calle y mucho menos que la vieran con él en lugares públicos. Cualquier riesgo por menor que fuera para ella era un terrible caos. Si bien se alegraba —sin entender por qué, la verdad — de que Athos hubiera dejado el tema del niño de lado, no entendía cómo podía no molestarle que le vieran con una mujer por ahí, pidiendo ser fuente de rumores y probable motivo de enfrentamiento con su madre.Ella sabía que la matriarca de los Stratos era de armas tomar y que su circulo de amigos de la élite de la ciudad no aprobaría que su preciado hijo hiciera ciertas cosas.Con Praxis había sido distinto pues mientras ella estaba en coma el griego había tenido que lidiar con todo solo y se había apropiado de una enorme fortuna al casarse con su esposa, además de pertenecer esta al círculo social de su apellido pero no era mi caso. No por lo menos...que supieran ellos.—En serio —respondió
Capítulo dieciséis. Perderás la apuesta Lily decidió no responder a nada, no intervenir de ninguna forma y simplemente aprovechar la segunda oportunidad que la vida le daba para huir de esa repuesta un cada vez más insistentemente hacía Athos. La señora fue observada por los dos mientras se quitaba su sombrero y los guantes, el glamour de su vestimenta era atosigador, incomodaba tanta etiqueta y Lily se vio reflejada en esa faena en sus próximos días, cosa que no le gustó un pelo. Incluso llegó a sentir lástima de si misma.—Es un asunto privado, mamá —contestó Athos. A la chica no le pasó desapercibido como su madre le imponía. Aquel hombre dócil y recatado que respondía ante semejante mujer no era el mismo dominante y feroz que la abordaba a ella. Supo entonces que Athos era un muñeco de hilos en manos de su madre. Incluso ella podría ser una especie de ventrílocua porque el griego solo intentaba hablar cosas que ella silenciada con tantas preguntas que Lily dejó de escuchar.Se
Capítulo diecisiete. Volver a estar juntos.La boca hambrienta del griego se pegó a los labios del sexo de Lyli tan salvajemente rápido que esta solo pudo gritar de sorpresa y meter los dedos en su pelo mientras él bebía de su húmeda entrada. La muchacha estaba ávida y prieta, él sonrío al sentir que aquello era una inconfundible muestra de que nadie la había tocado en mucho tiempo. Eso aumentó su deseo de ella, de comersela mientras gritaba su nombre y dejarse llevar porque ya no podía más. Él sentía que se agotaban sus fuerzas de resistencia y se moría por entrar en ella. Por apretarle los pechos, morderle los labios y clavarse hasta donde no pudieran más los dos. Se sentía poseído por la lujuria con ella, dueño de todo su placer e incapaz de sobrevivir a no tenerla.Ella fue suya, volvería a serlo y empezaba a preguntarse si algún día renunciaría a seguirla teniendo.Subió sus manos con poca delicadeza por sus muslos hasta llegar a sus caderas y tiró de ella hacia abajo haciéndola
Capítulo dieciocho. Mi prometido y nuestro hijo Lily no quería hacerlo, no quería contarle la verdad a Athos. No de esta forma al menos, pero él la había descubierto y ella ya no podría seguir guardando el secreto para siempre. Además estaba aterrorizada de que el ruso la encontrara. Le gustara o no, lo planeara o no y fuera como fuera, necesitaba la ayuda de Athos para salvarse a sí misma y a su familia.—No me hagas esto, Athos. El ruego de Lily era casi una súplica susurrada en medio de la desesperación El griego pudo sentirla pero no pretendía ser benévolo en eso. Todo lo contrario. Athos se había pro.metido ser implacable con ese tema porque sentía que muy por encima de lo que su madre pensara, de lo que la vida pudiera prohibirle o tratar de no ofrecerle, ella estaba destinada a ser suya y se hallaba en peligro. Ante eso él no podía sino ser su salvador. No tenía alternativa y aunque la hubiese tenido no la aceptaría, no estaba dispuesto a renunciar a lo que Lily tenía para d