Regresamos a casa, yo me sentía en una nube, nunca me había sentido bonita, deseada, con aspiraciones en la vida, más allá de conseguir algo de comer a mis hermanos, y de repente me sentía una mujer importante, que tenía que hacer planes para el futuro: elegir una carrera, aceptar retos.Romeo besó mi mano cuando bajamos del avión, la tomó entre la suya y así bajamos, un auto negro y elegante nos esperaba.—Bienvenido de vuelta, señor, Caroline —dijo uno de los choferes, los saludamos y nos subimos al auto, respiré aliviada, aun cuando sabía que ese alivio me duraría poco, si íbamos a regresar a su casa, las cosas cambiarían por completo.Al llegar a casa, Ana y los niños nos recibieron fuera de la casa, mis ojos se humedecieron al ver a Alan y a Lucy, corrieron hacia mí, Ximena corrió hacia su padre, luego intercambiaron.—¿Qué nos trajiste? —preguntó Lucy.—¡Lucy! —la regañó Alan, todos nos echamos a reír.—Buenas noticias —dije, a la vez que sentí un frío en el estómago porque no s
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