Evangeline había terminado en cuatro patas sobre el escritorio mientras sus jefes la sometían a pequeños castigos, postergando su orgasmo. Llegó el primero, el cual fue detonado por la lengua de Irina, el segundo por una fuerte embestida de Magnus, y el tercero, sucedió cuando hizo sexo oral al ojiazul; este se corría en su boca haciendo que ella por primera vez lo tragara todo mientras la rubia jugaba con su agujero trasero y tras varias lamidas, allí mismo se rindió ante los pies de sus jefes.Estaba desnuda, sin fuerzas y temblando por todo el placer. Entonces Magnus la cargó en sus brazos y la dejó acostada en el sofá de la oficina, y la chica cerró los ojos no pudiendo evitar quedarse dormida tras este acobijarla con su saco.Ante esto, los Keller aprovechan a hablar en baja voz.—Está muy sensible, ¿crees que...? —Magnus dice, mirando a la castaña de reojo, esperanzado.La rubia sacude la cabeza, mientras termina de limpiarse la cara, las manos, y toma caramelos de menta mientra
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