El ojiazul se encuentra apuntando la cabeza de su madre cuando Dayan habla al teléfono.—… Él amenaza con matarnos.Ante el silencio, Magnus se estresa, empuja a su madre y arranca el teléfono de su hermano para ponérselo al oído.—¡Hermanita! —exclama con emoción fingida—. ¿Podemos vernos una vez más para matarte en serio? Sabes que te quiero, querida Alexa, pero estás siendo un dolor de cabeza ahora mismo. Mucho peor que cuando eras mi sucia sumisa.Hay una risa malévola del otro lado de la línea que hace al ojiazul apretar el teléfono.—Si tanto deseas verme, te lo permitiré —responde con humor en su voz—. Además, será un completo placer para mí asesinar a tu querida Evangeline frente a ti.—¡A ella no la toques, maldita!—No, no. No vengas a decirme que te importa a estas alturas, Magnus. Porque si de verdad te importara habrías venido por mí desde el primer día.—¡Déjame hablar con ella!—No puedo... —responde la mujer con pesar—. La tiene uno de mis hombres, divirtiéndose, ¡es t
—... ¿Acaso hay mejor castigo que ese?... Sola en el mundo, sin poder tener hijos propios, con riqueza que no le servirá de nada.—Púdrete, Alexa —él le vuelve a decir.Cuando la ojiverde se levanta de las piernas de su hermano, toma asiento frente a él, le pide a sus hombres que los dejen a solas y cruza las piernas. Lo ve a él allí, desangrándose, y a la chica en el suelo. Traga hondo todo el dolor por el rencor que tiene hacia su familia, pero especialmente por Magnus.—Siempre lo supiste —ella expresa, y una lágrima por primera vez en años se desliza por su rostro pálido—. Él abusaba de mí. Tú lo sabías. Lo veías yendo a mi habitación en las noches, cuando eras niño y cuando eras adolescente, y jamás hiciste nada. Te quedaste callado aún y cuando una vez te pedí ayuda. —A este punto sus lágrimas salen sin parar—. Siempre has sido un adicto al poder y cuando él te prometió darte toda su riqueza con tal de que guardaras sus más retorcidos secretos, claro que no lo dudaste. Incluso c
Mientras el psiquiatra evalúa a Evangeline, Irina tiene los nervios de punta.Han mantenido a su esposo sedado porque la primera vez que despertó de la cirugía tomó a una enfermera por el cuello y delirando la llamó por el nombre de su hermana. Así que ahora lo tienen en extrema observación, mientras ella se encuentra fuera de la habitación de la castaña en donde esta se recupera.Le han tomado puntos en los costados de ambas piernas porque en línea recta la han herido, también su cuero cabelludo al cortar su cabello de forma drástica y sin control. Ahora, su dulce Eva parece un niño que ha tomado una tijera y ha hecho una travesura con su cabello.El psiquiatra sale de la habitación dejando a la chica con la enfermera, y cuando se encuentra con Irina exhala.—Por ahora no recuerda mucho. Solo recuerda que se la llevaron, que le cortaron el cabello y que despertaba con mucha sed y hambre. También recuerda al señor Keller sangrando. Es todo —le dice—. No le aseguro que esto quede aquí.
—Sí, allí está la bolsa —dice la ginecóloga—. ¿La ven? Y esto de aquí... es el embrión. Felicidades. ¿Ustedes son sus padres? —cuestiona hacia los Keller, refiriéndose a Eva.La habitación de la doctora se llena de un silencio incómodo.—No, somos... —Irina no sabe cómo explicarlo.—Estamos los tres, juntos —responde Magnus con seguridad.Y entonces Evangeline les sonríe, nerviosa.—¿Y su corazón? —cuestiona Irina—. No lo escucho.—No es lo suficientemente fuerte ahora como para hacerse escuchar. ¿Pero ven estas rayas de aquí? —les muestra un lado del monitor—. Allí se registran sus latidos. Todo va bien. Pueden venir acá dentro de quince días, y les aseguro que podrán saber más.En cuanto se despiden de la doctora, y los Keller caminan en medio del pasillo con Evangeline en el medio, tomada de la mano por cada uno, algunas personas se les quedan viendo.Los Keller no pueden con la emoción, y Evangeline sólo sigue paralizada. Ha aceptado ir, y aún viéndolo, no lo puede creer. El mismo
Minutos después de que Dexter se va, por más que Thalia le ofrece darle la comida incluso en la boca, la castaña se hunde en el mueble, arropada, y niega con la cabeza. Tenía mucha hambre al despertar pero ahora solo quiere llorar hasta que se le acaben las lágrimas.Dexter era lo más cercano que tenía de una realidad normal y ahora no lo tiene.Extraña mucho a sus padres y se pregunta qué pensarían de ella en este momento.El timbre suena y la señora Thalia ve cómo su esposo, Víctor, el mayordomo, abre la puerta y deja entrar a un hombre mayor, con lentes oscuros y un sombrero negro en mano.La señora de inmediato se levanta e intenta tapar a Evangeline cuando este se acerca.—Thalia, vaya. Me sorprende que sigas aquí. Pensé que mi hijo era un mal jefe. ¿En dónde está? Supe que estaba de vacaciones, espero encontrarlo en su nueva casa.—Señor Keller. —Thalia se siente nerviosa. Sabe que este no debería estar aquí—. Pues el señor y la señora han vuelto al trabajo. Y... señor, lamento
Las clases virtuales para Evangeline se habían convertido en una pesadilla. Tener que estar encerrada, salir a lo necesario, se estaba volviendo tedioso para ella.Había podido dormir bien, Thalia le preparaba un té de manzanilla que quitaba sus malestares. Los vómitos habían aumentado casi con cada comida, eso sí.Se había estado sintiendo intranquila cada que los Keller al llegar se arrodillaban y hablaban a su vientre como si realmente el bebé pudiera escucharlos. Se sentía sensible y con ganas de comer cosas saladas siempre también.Pero peor aún: había estado sintiendo "nada" por la vida que crecía dentro de ella. Lloraba en las noches por sus pensamientos crueles. Ella no tenía problema en saber que estaba ahí, pero, no sentía lo que se supone muchas madres debían y eso la tenía preocupada. Una tarde, decidió hacerle ese comentario a Thalia y Víctor, los cuales almorzaban con ella cuando ninguno de los Keller estaba. Entonces la señora le dijo:—Sólo estás en un estado de shock.
Conforme fueron pasando los meses, con cada mes más cumplido, casi como una religión, tras salir de la consulta y verificar que el bebé estuviera en buen estado, preparaban sus maletas para visitar un nuevo país.Para el segundo mes decidieron llevarla a Tokio, Japón. Allí Evangeline se enamoró de la cultura japonesa e incluso obligó a Irina vestirse junto a ella como una Geisha para un pequeño concurso entre los turistas. Ellas no ganaron, pero les dieron mucha comida y todos salieron felices.Magnus estaba encantado por la energía de la chica y cómo hacía de los momentos más simples los más bonitos.Para el cuarto mes llegaron a Milán, Italia. Evangeline se sintió encantada con los colores y el hecho de que parecía estar en un cuento de hadas. Las personas eran amables, alegres y cálidas, y los platos exquisitos.En el teatro en donde tuvo la oportunidad de ver una obra con los Keller, conoció a una de sus cantantes de música pop favoritas. La mujer reconoció a los Keller, y se tom
Magnus tuvo un leve mareo cuando vio las fotografías del estado en que encontraron el cuerpo de su padre. Los ojos de su padre y Alexa se le cruzaron por la mente y sintió que quería correr. La policía de Washington lo encontró embolsado en la cueva de un vagabundo demente que dijo haber encontrado la bolsa como un regalo. Se descubrió que dos días después de volver a la ciudad, su auto se accidentó cerca de una calle peligrosa. No había cámaras, y el auto fue quemado por unos vándalos al notar que era de un tipo rico. Se concluyó que el vagabundo con antecedentes psicóticos lo había descuartizado. Magnus no quería saber si había estado vivo o ya muerto cuando lo picaron. Tenía el remordimiento pero esperaba que hubiese sufrido, como él y Alexa lo hicieron por tanto tiempo.Le entregaron las cenizas de lo que pudieron cremar de su cuerpo y este se las envío a su madre. No tuvo que dar explicaciones a nadie, ni siquiera se mostró dolido. Se sentía frío y tenía pensamientos profundo