A Alejandra le había costado dar ese paso, se negaba a ver a Carter, tenía miedo de él, porque cada noche, cuando cerraba los ojos, un hombre la perseguía, la atrapaba y la torturaba y al verle la cara, su verdugo era él.Finalmente, convencida por su tía, accedió a sentarse allí en el despacho, a dar su declaración, colocando el teléfono en un trípode mientras hablaba. Solo rogaba al cielo que no pudiera verlo. Comenzó a hablar con voz entrecortada.—Yo lo conocí mientras trabajaba… en un centro comercial, me enamoré a primera vista, y pensé que también él lo había hecho, pero no era así… solo se casó para vengar la muerte de su hijo quien tuvo un accidente y cayó al mar… apenas nos casamos y llegué a la celebración me di cuenta de lo que me esperaba… desde ese mismo día supe que no se casó por amor, lo encontré siéndome infiel —se limpió las lágrimas que empezaron a caer—, y cuando lo vi me humilló frente a todos, quise huir y me mandó a agarrar con sus hombres y llevarme a su isla.
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