Por solo un instante, el miedo quiso hacer mellas en ella, numerosas preguntas comenzaron a aparecer en su cabeza como si fueran anuncios de neón que trataban de minar su determinación de escape.¿Cómo iba a escapar? ¿Dónde iba a ir? Si la atrapaban le iría peor, sin embargo, otra parte de ella, le decía que no lo sabría, si no lo intentaba. No puedo, era fácil decirlo, lo difícil era convertirlo en un sí puedo, se dijo animándose.Comenzó a pensar, no tenía idea de cómo estaba estructurado ese hospital, o si los hombres de Carter estarían vigilándola, o si pedirle ayuda a la enfermera que la estaba tratando.Así que armándose de calor y a todo riesgo, esperó que apareciera la enfermera que debía pasarle su tratamiento, lo iba a intentar, solo esperaba no equivocarse.Apenas la mujer entró, comenzó a darle el tratamiento, repentinamente Alejandra le tomó la muñeca, la apretó duro con sus ojos llenos de súplica.—Por favor, no diga nada. Ayúdeme, necesito escapar de aquí —pronunció en
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