¿Qué más terapéutico que reír con la persona a la que amas al lado? Era la terapia que la muchacha necesitaba para sentirse más animada. Cocinar junto a su padre se volvía una actividad placentera que la llenaba de felicidad. Incluso podía percibir cómo ese efecto se transmitía a su papá, quién luego volvía a animarse.Y el día transcurrió, finalmente Paul había logrado cerrar el trato en ese lugar, pudiendo regresar a Nueva York. Abril lo había estado esperando en el jardín y al verlo, corrió hacia sus brazos para abrazarlo con fuerza.—Oh, supongo que me has extrañado tanto como yo a ti, pequeña.—¡Papá, estás aquí! No te vayas de nuevo, por favor. Te he extrañado mucho. Además, quería que me leyeras un cuento por la noche, como siempre lo haces, y se lo pedí a mi abuela, pero no quiso —contó Abril. A menudo, Paul le leía un cuento antes de dormir.No le sorprendía que su madre no hubiera accedido, ya que para ella Abril parecía ser una desconoc
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