¿Qué más terapéutico que reír con la persona a la que amas al lado? Era la terapia que la muchacha necesitaba para sentirse más animada. Cocinar junto a su padre se volvía una actividad placentera que la llenaba de felicidad. Incluso podía percibir cómo ese efecto se transmitía a su papá, quién luego volvía a animarse.
Y el día transcurrió, finalmente Paul había logrado cerrar el trato en ese lugar, pudiendo regresar a Nueva York. Abril lo había estado esperando en el jardín y al verlo, corrió hacia sus brazos para abrazarlo con fuerza.—Oh, supongo que me has extrañado tanto como yo a ti, pequeña.—¡Papá, estás aquí! No te vayas de nuevo, por favor. Te he extrañado mucho. Además, quería que me leyeras un cuento por la noche, como siempre lo haces, y se lo pedí a mi abuela, pero no quiso —contó Abril. A menudo, Paul le leía un cuento antes de dormir.No le sorprendía que su madre no hubiera accedido, ya que para ella Abril parecía ser una desconoc—Ya casi llegamos —suspiró. —Creo que todavía no te muestro un lugar que es especial para mí, tengo un estudio en dónde puedo pintar tranquilamente, anteriormente era la habitación de mi hermano pero como ya sabes perdió la vida antes de nacer, así que...—¿Qué? En primer lugar nunca supe que tu madre había tenido una pérdida y en segundo lugar no me has mostrado todavía ese sitio especial —le soltó sorprendida con aquella noticia de que su mamá había tenido un aborto. —Vale, es que ese asunto hace demasiado tiempo que se sonó y no queremos hablarlo. Al menos yo no lo hago porque a mi madre le incómoda cuándo viene a colación, y prefiero no mencionarlo, de eso ya pasó más o menos tres años y medio, fue una situación lamentable pero no se podía hacer nada y como familia lo superamos. —Vale, entiendo. Así que ahora es tu estudio. Ya lo quiero ver. Que afortunada eres de poder tener un sitio si. En serio, Yo todavía guardo la esperanza de consegu
—Claudia, cariño... Últimamente vuelves a estar afectada por todo lo que pasó, digo no estoy diciendo que hubo un tiempo en el que estabas tranquila, pero vuelve a repetirse cada año lo mismo contigo.—Es que me siento mal. Digo, no puedo evitar sentirme así de...—¿Así de mal? Lara está en ese lugar y continúa allí, sin recibir una sola visita de tu parte. ¿No crees que sería algo bueno para ella, volver a verte a pesar de que ha pasado bastante tiempo? Ella no lo dice pero te extraña. —Ya Lara me olvidó. Yo no quiero ir a ese sitio mirar a una persona que ni siquiera es consciente de nada, solo me sentiré fatal, lo estoy haciendo por el bien de ambas. —Creo que tienes un concepto erróneo sobre el bien de los demás. Lara es una chica que no ha dejado de pensar en ti, eres su mamá. Por supuesto que te recuerda, sabe que tiene una mamá, sin embargo, es como si no la quisieras. Ven conmigo a verla. Podemos ir hoy, Claudia. La mujer soltó
Paul sintió que una personita especial estaba dejando repetidas veces besos sobre su rostro y no había mejor manera que abrir los ojos de esa forma. Tan pronto había sido descubierto, comenzó a reír. La atrapó y comenzó a besar sus cabellos. Ella se retorcía entre risas. Definitivamente no existía mejor manera de comenzar la mañana.La palabra se quedó distante en su cabeza al darse cuenta de que el reloj sobre la mesita de noche marcaba ya las diez de la mañana. No podía creer que se había quedado dormido, pero afortunadamente era domingo por lo que no tenía nada de qué lamentarse, solo de haber dormido demasiado al punto de olvidarse de la hora de comer de Abril. Aunque eso le podía ocurrir a cualquiera, no dejaba de sentir culpa por ello.—Preciosa. Debes estar muriendo de hambre y yo no escuché el reloj sonar, así que lo siento mucho. No quise quedarme dormido, es solo que últimamente estoy tan cansado que ha pasado esto, ¿eh? -señaló y ella asintió.—
Era bastante increíble para Paul ver cómo existía ese apego entre Abril y la muchacha, ya que su pequeña no solía apegarse a las personas demasiado rápido. Sin embargo, con ella todo parecía ser distinto y eso en el fondo le agradaba mucho. Sería importante para construir una buena relación entre ellas, especialmente ahora que la muchacha se convertiría en la niñera de Abril a partir de la próxima semana, o incluso a partir de mañana, dado que era lunes.Amanda, que se había quedado esperando a su amiga, se sorprendió al verla aparecer junto a un hombre apuesto y de la mano de la pequeña. Después de investigar un poco, se dio cuenta de que se trataba de Paul Romano. No podía creerlo y no sabía cómo actuar frente a él. Decidió simplemente ser ella misma y dejar de lado los nervios.Valeria presentó a Paul como su jefe y a Abril como su hija, mencionando que había sido una coincidencia encontrarse allí y haberle pedido que los acompañara. Amanda se levantó y estrechó
La pequeña parecía estar un poco diferente después de llegar a casa, probablemente porque deseaba haberse quedado con las chicas, pero él no podía permitírselo. Sería incómodo o una petición aventurada decirle a Valeria que se quedara con la niña allí. Por eso no lo había hecho, aunque ahora tenía que lidiar con una chica que se veía muy molesta por ello.No podía creer que Abril, su pequeña, estuviera molesta. Aunque intentaba buscar la manera de hacerla sentir mejor, ella no le hacía caso.—Cariño, no te pude dejar con ellas. Además, ya te dije que a partir de mañana Valeria vendrá a la casa y te cuidará, podrás tener tiempo suficiente para estar con ella. Jugar si quieres y hacer todo lo que desees. Estoy pensando que ustedes dos pueden ser grandes amigas. ¿No lo crees? —le preguntó cariñosamente y ella asintió.—¿Entonces le puedo pedir que juegue conmigo? Digo, ella podría no querer jugar conmigo.—Pero debes entender que ella es una adu
Ese lunes tenía una importante reunión, por lo que se levantó más temprano de lo habitual para vestirse con tiempo y no salir corriendo debido a la premura. Mientras escogía la ropa dentro de su armario, aún indeciso sobre qué ponerse, finalmente optó por un traje gris de corte italiano que combinaba con su reloj favorito. Una vez listo, salió de la habitación.Abril seguía dormida en su habitación, por lo que Paul decidió no despertarla. Se acercó sigilosamente y le dio un beso en la mejilla antes de salir. Siempre extrañaba a Abril cuando estaba lejos, pero se consolaba pensando en la compañía de Valeria.Cuando le estaba dando un beso en la otra mejilla, Abril abrió descaradamente los ojos y le preguntó si ya se iba. Paul le dijo que sí y le animó a levantarse para desayunar juntos. Abril aceptó y se levantó rápidamente de la cama.Paul esperó a Abril en la cocina y decidió pedirle a Valeria que preparara el desayuno para ellos. Cuando Abril apareció, l
Paul tenía demasiado trabajo por hacer y por eso se lo estaba pensando, aunque no era la primera vez que su madre se encerraba en su habitación y se negaba a salir o a ver la luz debido al trauma que había sufrido. El hombre sentía una tremenda obligación por obedecer a su padre y hacer todo lo posible por ayudar a su mamá, que en el fondo seguía siendo su progenitora y para él continuaba siendo importante. Así que no le quedaba otra opción que dejar las cosas para después e ir directamente a su casa.El empresario no quería prometerle a su padre que su visita a casa lograría algún cambio en su mamá, pero al menos valía la pena intentarlo. En situaciones como esa, momentos lamentables del pasado se volvían a presentar. Si Claudia no ponía de su parte y no visitaba a un especialista en salud mental, seguirían repitiéndose los mismos problemas, lo cual era lamentable y preocupante para todos.Eran circunstancias difíciles con las que debía lidiar e intentar encontrar
Ya estaba subiendo a la habitación de su jefe. Aunque, luego de encontrarse en medio del pasillo, se mostraba desorientada al no saber cuál era la habitación de Paul. Tuvo que abrir puerta por puerta, hasta quedarse en aquella que, al abrirla, se llenó de aquel exquisito perfume masculino, inundando sus pulmones. Al entrar un poco más, descubrió que el ambiente estaba saturado por ese magnífico aroma varonil. Olía muy bien.Siguió avanzando hasta encontrarse de frente con una mesita en la que estaba el dinero, pero antes de recurrir a ello, no pudo evitar echar un vistazo. Todo estaba combinado con blanco, gris y negro, colores que, si bien podían dar esa expresión de lo opaco y triste, a ella también le parecían colores que hacían de la habitación elegante, además de parecerle un poco misteriosa. Su corazón empezó a latir con frenesí al darse cuenta de lo extraño que le resultaba permanecer en un lugar ajeno y, además, encontrarlo fascinante. Todo era muy raro para ella.