Paul tenía demasiado trabajo por hacer y por eso se lo estaba pensando, aunque no era la primera vez que su madre se encerraba en su habitación y se negaba a salir o a ver la luz debido al trauma que había sufrido. El hombre sentía una tremenda obligación por obedecer a su padre y hacer todo lo posible por ayudar a su mamá, que en el fondo seguía siendo su progenitora y para él continuaba siendo importante. Así que no le quedaba otra opción que dejar las cosas para después e ir directamente a su casa.
El empresario no quería prometerle a su padre que su visita a casa lograría algún cambio en su mamá, pero al menos valía la pena intentarlo. En situaciones como esa, momentos lamentables del pasado se volvían a presentar. Si Claudia no ponía de su parte y no visitaba a un especialista en salud mental, seguirían repitiéndose los mismos problemas, lo cual era lamentable y preocupante para todos.Eran circunstancias difíciles con las que debía lidiar e intentar encontrarYa estaba subiendo a la habitación de su jefe. Aunque, luego de encontrarse en medio del pasillo, se mostraba desorientada al no saber cuál era la habitación de Paul. Tuvo que abrir puerta por puerta, hasta quedarse en aquella que, al abrirla, se llenó de aquel exquisito perfume masculino, inundando sus pulmones. Al entrar un poco más, descubrió que el ambiente estaba saturado por ese magnífico aroma varonil. Olía muy bien.Siguió avanzando hasta encontrarse de frente con una mesita en la que estaba el dinero, pero antes de recurrir a ello, no pudo evitar echar un vistazo. Todo estaba combinado con blanco, gris y negro, colores que, si bien podían dar esa expresión de lo opaco y triste, a ella también le parecían colores que hacían de la habitación elegante, además de parecerle un poco misteriosa. Su corazón empezó a latir con frenesí al darse cuenta de lo extraño que le resultaba permanecer en un lugar ajeno y, además, encontrarlo fascinante. Todo era muy raro para ella.
Mientras tanto, en un ambiente completamente opuesto al que se vivía en el cine, se encontraba Claudia en la mesa moviendo con una cuchara la sopa que había sido preparada por una de sus sirvientas. Solo movía el líquido y no tomaba ni un sorbo. Alejandro había sido participe de la escena gris, teniendo un debate consigo mismo.—¿Podrías dejar de jugar y tomarte la comida en serio? Hazlo pensando en tu bien y en lo mucho que lo necesita tu cuerpo —dijo Alejandro.—Paul tiene razón, me he convertido en una persona mala y de corazón duro. No pienso en los demás y solo quiero ser el centro de atención. Además, durante todo este tiempo no he sido una buena abuela. Soy una persona terrible, lo soy —respondió Claudia, enfadada consigo misma y golpeada por sus propias palabras.—Todos merecemos una segunda oportunidad. Si quieres redimirte, podrás hacerlo, Claudia. El primer paso que debes dar es aceptar la realidad y ver a Lara. No vuelvas a negarte a la idea, n
—Abril no es mi hija, Valeria —expulsó cuando ella había tomado con sus manos el pomo de la puerta y se giró rápidamente hacia él con expresión estupefacta al enterarse de eso —. Pero la quiero como si fuera mi hija. En realidad, ella es mi sobrina. Este es un secreto que solo mis padres, un amigo y yo conocemos, lo guardamos celosamente para evitar escándalos en la prensa. No queremos dañar nuestra reputación e imagen. Eres una persona en la que confío y sé que no dirás nada.—Yo... Vaya, ¿Por qué me lo dices? Es decir, no tengo por qué saberlo... —se detuvo, agitando la cabeza intentando comprender lo ocurrido.Ahora todo cobraba sentido para ella, la niña era la hija de la joven en la foto familiar y al ser él su tío, era lógico que se parecieran tanto. —No, no tenías por qué decírmelo y lo sé, pero esta vez quise hacerlo.Asintió con la cabeza y se debatió entre irse o quedarse un poco más. Finalmente, el empresario se levantó de la cama y se
—Pondré más de mi parte. Ella le sonrió. —Bien, ahora tengo que ir a mi habitación y me pondré a hacer algunas cosas en la universidad. De todos modos trabajaría solamente en la mañana, ya que tengo clases por la tarde. Nos vemos. Su padre se encargó de limpiarlo todo y después se marchó al trabajo. Valeria estaba en la indecisión , no sabía si contarle a Amanda sobre lo ocurrido o mantener todo eso en secreto. Era una decisión difícil de tomar. No sabía qué escoger. Sí, lo ocultaba y decidía hablarlo más adelante, entonces su amiga Amanda se iba a molestar y, si le decía ahora, probablemente le daría un sermón. Lo más acertado sería no contarle nunca y quedarse con ello, que de todos modos resultaba ser personal. Sí, es justo eso lo que haría, no le contaría nada. Mejor no hablaba nunca sobre el tema y así se ahorraba tantos inconvenientes en consecuencia. Caminaba de un lado al otro insegura. ¿Y si terminaba por d
—Que todavía estoy esperando mi periodo y no baja. Solo estuve una vez con él, y aunque suene patético, nunca antes había estado con un hombre, así que tengo un mal presentimiento. No me quiero precipitar a algo que podría ser no cierto, pero me estoy preparando...—En este tipo de situaciones me mostraría sorprendida e incluso asustada, pensando que de pronto estoy embarazada, pero no seré el típico cliché. Aunque tampoco voy a fingir que todo esto no podría ser malo. Es normal que sucedan atrasos por alguna otra razón, no precisamente por un embarazo. Como una amiga que se preocupa mucho por ti, deberías ir a un doctor y no comprar un test solo para comprobar o descartar un embarazo.—¿Sabes una cosa? no me gusta pensar en eso, porque cada vez que vuelvo a sumergirme en esa idea me lleno de terror y miedo al rechazo —le dijo con la voz quebrada—. Me da miedo lo que Paul vaya a pensar, ni siquiera nos conocemos lo suficiente y todo es un desastre. Quiero creer que
—Es algo personal, jefe —expresó.Así era como había empezado a llamar al Magnate, luego de que él dejara claro la posición de cada uno allí, como superior y empleada o jefe y niñera. Y ella no había tenido ninguna objeción respecto a eso, porque las formalidades dejadas de lado de alguna forma eran quitar límites. Pero siendo sincero, a Paul le parecía raro que lo llamara así y no le agradaba en absoluto, aunque no se lo dijera.—Valeria...—Ya dije que es algo mío, ah, qué bueno que ha llegado temprano así podré irme a casa y terminar algunos pendientes de la universidad y usted pasar tiempo con su hija.Ella siguió avanzando rápido, pero el hombre fue más rápido que ella y la inmovilizó hasta tomar lo que ella le había estado ocultando, se lo quitó de forma arrebatada. Y ella se quedó con los ojos de par en par, sabiendo que ya había sido descubierta, boquiabierta y sin saber qué decir, parecía boquear como un pez fuera del agua.Nunca
—Pues sí. Me siento aliviada al saber que Paul estará ahí, es lo que más me preocupaba. Solo queda papá... Esperaré unos días, solo entonces le pediré a Paul que venga a casa para comer con nosotros.Ella estuvo de acuerdo. Amanda se puso a mirar las noticias, cuando de pronto, apareció en primera plana una fotografía de una persona que le parecía familiar y le comentó a Valeria, que estaba a su lado. —Oye, mira. ¿No es ese tipo llamado Orlando? Una vez me enseñaste una foto.—¿Qué?Después de comprobar que se trataba de ese mismo hombre con el que había estado su mamá, comenzó a leer la información. Se dio cuenta de que había sido atrapado por estar involucrado en un asalto armado. Se sintió bien al enterarse, cada quien se buscaba su propio destino y él había labrado el suyo. —En realidad de ese hombre se podía esperar cualquier cosa, así que no me sorprende demasiado que haya pasado eso. De alguna manera tenía que pagar por lo q
Valeria se quedó en su cama, esperando la llegada de su padre en cualquier momento. Había sido difícil revelar la verdad, pero también se sentía liberada de un peso que había estado sobre sus hombros durante un tiempo que parecía una eternidad.Daniel finalmente apareció y se acercó a su hija, que estaba al borde de la colcha. Se sentó a su lado y observó a Valeria con preocupación. No sabía si Paul seguía afuera, ya que la chica había salido corriendo hacia su habitación al comenzar a llorar.Paul, siguiendo la petición de Daniel, se quedó esperando en la habitación para poder conversar tranquilamente con ellos.—Papá, sé que probablemente te sientas un poco defraudado en este momento, y lo entiendo. Siempre has soñado con que tenga un buen futuro, y esto cambia todo. Tenía miedo de decírtelo desde el principio y estaba esperando el momento adecuado para hacerlo, aunque finalmente fue Paul quien insistió. Lo siento mucho... —dijo Valeria entre sollozos.