──────⊰·☆·⊱──────—¿Te gusta lo que ves? —preguntó con voz ronca y guiñándole un ojo. Era obvio que su objetivo era tentarla, por eso no le importó deslizar su pantalón junto con el bóxer, por sus fuertes y largas piernas. Terminó sacándolos con una patada, luego dio una vuelta para que ella se deleitara con su cuerpo. Morgana dio un grito ahogado, y se puso la mano en el pecho, en el momento en que observó aquella parte de su anatomía, sobresaliendo de entre sus muslos, y señalando hacia donde se encontraba, como si fuera una flecha. Si ella era el blanco, con mucho gusto se quedaría ahí, sin moverse. Todo en Arthur era magnífico, empezando por su tamaño. Estaba segura de que pasaba un metro y ochenta y cinco centímetros. El cuerpo delgado, pero con los músculos marcados. El vello corto, oscuro, y que comenzaba en su pecho. Continuaba hasta sus increíbles abdominales, y que desaparecía en forma de V señalando aquella carne magra que Morgana se moría por tener de nuevo, al punto de
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