──────⊰·☆·⊱──────—¿Qué ha sido eso? —le preguntó él tratando de comenzar un tema de conversación. —No le hagas caso, Sergio a veces actúa un poco extraño —respondió ella al mismo tiempo que entornaba los ojos, diciendo con ese gesto que el tema estaba terminado, le dio la espalda y dijo: —Huele bien, me muero de hambre. —Sí, deberías de comer, Morgana —se colocó detrás de ella, poniendo cada una de las manos en la encimera, rozando su espalda con el pecho descubierto, encerrándola con sus brazos, y con doble sentido agregó: —Es cierto, esto huele delicioso. Ella se giró de golpe, lo miró fijamente hasta que sus ojos se deslizaron por sus labios. En ese momento, Morgana dejó claro que él no le era indiferente. La delató cuando cambió su forma de respirar, y un suave rubor apareció en sus mejillas. —¡Por supuesto que lo comeré! —exclamó, esperando que Arthur le diera un poco más de espacio, pero eso nunca pasó—. Sería una lástima desperdiciar toda esta comida.—¡Venga, Morgana! —s
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