Una tarde con mis hijos.
Julián.La vi allí, con las lágrimas rodando por sus mejillas, y mi corazón se partió en pedazos. Saber que había perdido a Laura para siempre era la peor tortura que podía imaginar. Aunque entiendo que es el resultado de mi odio y mis acciones hacia ella. Aún así , pese a su rechazo que me hace sentir un desgraciado, al mismo tiempo, verla tan vulnerable me hace querer protegerla, consolarla, incluso si ya no será mía.—Lloro por ti, Julián, y por mí. Por todo lo que pudimos haber tenido y que ahora ya no puede ser —confesó entre sollozos.Cada una de sus palabras son como un puñal clavándose en mi pecho. Quise abrazarla, decirle que aún había esperanza, que podíamos volver a intentarlo. Pero sabía que eso sería en vano.Lentamente, levanté mi mano y acaricié su mejilla, secando suavemente sus lágrimas. —Lo sé, Laura. Sé que lo has elegido a él y que yo he perdido mi oportunidad. —Exhalé con tristeza—. Pero eso no cambia el hecho de que te amo. Y si aún puedo estar a tu lado, apoy
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