Maximiliano no podía porque se había quedado completamente estático cuando Tiffany lo besó, tampoco pudo explicar por qué, a pesar de que sus manos se hicieron un puño, él le permitió a ella seguir moviendo sus labios de aquella manera tan dulce sobre los suyos. Maximiliano se cuestionó una y otra vez los motivos por los que debía marcharse de aquella habitación en aquel mismísimo instante, pero, aunque quería, no parecía que su cuerpo fuera a obedecerle. La mujer frente a él se apartó después de unos minutos, sorbió por su nariz mientras un sinfín de emociones que no podía comprender se clavaban en la mente de Maximiliano. — Yo lo siento, lo siento mucho, creo que estoy un poco… Maximiliano tomó a Tiffany de la mano de algún motivo, un motivo que no podía entender, pero cuando la mujer frente a él se quedó completamente en silencio mirándolo con las lágrimas corriendo por sus mejillas. Aquel hombre nunca había visto a Tiffany llorar de aquel modo, los ojos de Maximiliano se movier
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