A lo lejos, más allá de los jardines, Danilo había sido sacado de sus conflictos para ver unas sombras que se movían rápidamente en la penumbra, su ojo no podía tener ilusiones, a menos que en el jardín hubiera una especie de estupefaciente, lo cual dudaba mucho.Con el corazón casi en la garganta, tanto por lo que acababa de pasar con Mary, como por lo que acababa de ver, Danilo se adentró en la espesura del enorme jardín, decidido a investigar qué rayos era lo que se ocultaba en su propia mansión.¿Cómo era posible que Avery no le mostrara las afueras del lugar? Hasta ese momento había caído en la cuenta de ese detalle.Danilo continuaba avanzando con lentitud entre los senderos del jardín, el aire gélido rozaba su rostro, mientras él se alejaba del perímetro ya conocido para sumergirse en ese del que no sabía nada aun. Había algo en el ambiente que lo inquietaba, no sabía si era la negrura de la noche o lo que podría encontrarse más adelante, aun así la curiosidad lo devoraba por d
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