La tarde había llegado con un manto de pesadez, cubriendo la mansión Montenegro con una atmósfera tensa. Ava, Sebastián y Antony se reunieron en el amplio estudio de la casa, sus rostros reflejando la seriedad del momento. Las palabras que estaban a punto de intercambiar cambiarían la dinámica familiar para siempre.Ava, con los ojos enrojecidos y la voz quebrada, había confesado todo a su esposo. Ahora, era momento de enfrentarse a Antony, que esperaba respuestas con una mezcla de confusión y determinación. Sebastián, con su postura firme, tomó la palabra.—Antony —comenzó Sebastián, su voz grave llenando el silencio—, lo que estás a punto de escuchar es algo que hemos guardado en secreto durante mucho tiempo.Antony asintió, su mirada fija en él, esperando entender la verdad que había descubierto de manera tan abrupta. Ava tomó la mano de Sebastián, buscando apoyo, mientras él continuaba.—Ammy estaba embarazada cuando fue encarcelada —dijo Sebastián, su voz cargada de un dolor prof
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