Ava y Sebastián regresaron a su nueva casa, con Bastián corriendo a recibirlos en la entrada. El niño se lanzó a los brazos de sus padres, su cara iluminada por una sonrisa que reflejaba pura felicidad.—¡Papá! ¡Mamá! —gritó Bastián, abrazándolos con fuerza.Sebastián se agachó y lo levantó en sus brazos, sosteniéndolo con ternura.—Te he extrañado mucho, campeón —dijo Sebastián, su voz temblorosa de emoción.Martha, que había estado esperando en la puerta, quedó paralizada al ver a Sebastián. Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría y sorpresa.—¡Señor! No puedo creerlo... —dijo Martha, llevándose una mano a la boca.Ava sonrió, sintiéndose completa por primera vez en mucho tiempo.—Estamos de vuelta, Martha —dijo, su voz llena de gratitud.Martha se acercó y abrazó a Sebastián con fuerza.—Bienvenido a casa —dijo, sollozando de felicidad.Ahora todo era felicidad, la familia estaba unida. Esa noche, Sebastián, Ava y Bastián durmieron juntos como familia, agradecidos por estar re
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