EpílogoMe miro al espejo y sonrío al ver el reflejo de mi rostro sobre el cristal, mi madre toca mis hombros e intento no llorar al ver a mi padre hacerlo, Sebastián alista el ramo de flores que debo llevar en toda la ceremonia y respiro porque jamás me imaginé llegar hasta aquí. Han pasado dos meses desde que Damián salió del hospital psiquiátrico, dos meses en donde hemos recuperado todo nuestro tiempo perdido.Me levanto con cuidado de la silla, nerviosa y temblando porque mi boda es una realidad, —Te ves hermosa… —Susurra papá dejando un tierno beso en mi mejilla derecha, —La niña de papá ahora se convertirá en la mujer de un buen chico… Amelia… —Lourdes me pasa un pañuelo para secar mi rostro, —estoy orgulloso de mi hija, estoy orgulloso de todas las cosas que pudiste superar…Mi estómago se contrae por un momento porque papá tenía razón, durante casi tres años, mi mente colapsó intentando entender porque alguien como Damián Maxwell se fijaría en mí; quería comprender porque una
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