Capítulo 34
Las luces de los reflectores golpeaban con agresividad mis ojos, apenas Damián y yo salimos de los juzgados de New York. Los periodistas corrieron detrás de nosotros cuando la noticia de nuestro secuestro y casi homicidio, se volvió noticia nacional. Mi novio me tomó de la mano, empujando hacia adelante mi cuerpo, y bajando rápidamente mi cabeza para meterme dentro de la camioneta de su familia y así poder protegerme de los paparazzi que han dañado mi imagen desde que fuimos liberados.
Según los periódicos, una pobre secretaria se había metido en la cama del empresario más importante de Estados Unidos y ahora ya no era una simple mujer de un barrio pobre, sino la futura mujer del dueño del imperio Maxwell. Mi corazón se aceleró al ver a Handrika después de casi dos meses del incidente, los padres de Mauricio golpearon a Dami
Capítulo 35El agua caliente de la regadera cae con delicadeza sobre mi cuerpo ardiente, Damián besa suavemente mi hombro desnudo, mientras que con sus manos libres estruja esa parte de mi cuerpo que tanto le gusta. Mis dientes muerden mi labio inferior al sentir aquellas vibraciones que solo el señor Maxwell provoca sobre mi cuerpo. Sus enormes manos obligan a mis pies a girar, quedándonos así cara a cara. Sus ojos azules detallan cada facción de mi rostro, el magnate besa fugazmente mi cabeza para luego devorar mis labios con fiereza.Su dedo índice busca con desespero mi centro y tengo que brincar sobre mis propios pies al recibirlo dentro. Me apoyo un poco sobre él para no caer, sus embestidas se vuelven de un momento a otro mucho más rápidas, a tal punto que mis rodillas han dejado de funcionarme; mi cabeza me da vueltas, pero lo detengo porque deseo mucho más que sus dedos dentro de mi vagina. El pelinegro entiende mis señales, así que levanta rápidamente mi pierna derecha y ubi
Capítulo 36FINAL Mis tacones se doblan contra el suelo por el desespero que siento al recordar la voz agitada y asustada de Ignacio a través del teléfono, acelero mis pasos hasta subir los primeros escalones de aquella escalera que me llevaría en donde se encontraba aquel pobre chico que contó con la mala suerte de caerle mal a mi novio, maldije al ver que el elevador de nuestra compañía hoy se encontraba en mantenimiento, así que necesita esforzarme mucho más si quería salvar al nuevo pasante.Damián gritó detrás de mí, pero no me detuve hasta que mi respiración se volvió agitada y el oxígeno abandonó mis pulmones rápidamente. Mis manos agarraron mis rodillas intentando respirar pausadamente, mi teléfono comenzó a vibrar de nuevo, así que como pude logré llegar hasta el piso en donde se encontraba Ignacio Thomas.La puerta estaba bloqueada con una mesa, la empujé hacia un lado con todas mis fuerzas, sin embargo el peso de esta era el doble del mío, mis majos golpearon la puerta de
EpílogoMe miro al espejo y sonrío al ver el reflejo de mi rostro sobre el cristal, mi madre toca mis hombros e intento no llorar al ver a mi padre hacerlo, Sebastián alista el ramo de flores que debo llevar en toda la ceremonia y respiro porque jamás me imaginé llegar hasta aquí. Han pasado dos meses desde que Damián salió del hospital psiquiátrico, dos meses en donde hemos recuperado todo nuestro tiempo perdido.Me levanto con cuidado de la silla, nerviosa y temblando porque mi boda es una realidad, —Te ves hermosa… —Susurra papá dejando un tierno beso en mi mejilla derecha, —La niña de papá ahora se convertirá en la mujer de un buen chico… Amelia… —Lourdes me pasa un pañuelo para secar mi rostro, —estoy orgulloso de mi hija, estoy orgulloso de todas las cosas que pudiste superar…Mi estómago se contrae por un momento porque papá tenía razón, durante casi tres años, mi mente colapsó intentando entender porque alguien como Damián Maxwell se fijaría en mí; quería comprender porque una
«Prefacio»—¡Debes hacerte responsable de tus actos, Amelia! —La voz fuerte y resonante de mi jefe golpeó con fuerza mis oídos, logrando que mis piernas se desestabilizaran un poco—, ¿Sabes todo lo que he tenido que pasar por tu culpa? —gruñó para luego golpear con fuerza su escritorio. Las fosas nasales de su nariz se hallaban anchas por la ira que quizás sentía en ese momento. Mi garganta se encontraba seca y aunque no entendía a ciencia cierta que era lo que estaba sucediendo no era capaz de responderle algo.Sus ojos azules me observaron con molestia, el señor Maxwell, aflojó salvaje mente su corbata para luego esbozar una sonrisa algo oscura e intimidante.—¿Está enojado por qué Carmen Electra ya no quiere verle? —el presidente abrió los ojos con tanta exageración ante mi cuestionamiento, que tuve que retroceder inmediatamente—, señor, yo le juro que intenté convencerla, pero hoy me ha devuelto la propiedad que usted le obsequió y…—Ahogué un grito de terror al verle levantarse d
Capítulo 1Tiro de mi cabello al leer claramente el mensaje de texto que una de las modelos que salen con mi jefe, me envió cancelando la cita que tenía con el señor Maxwell esta noche. Miré rápidamente el reloj de pulsera que decoraba de una manera elegante y sutil mi delgada muñeca, mientras que abrí los ojos con demasiada exageración al percatarme de que casi eran las dos de la tarde.Tomé rápidamente mi cuaderno de apuntes, alisé como pude mi falda y corrí con mi corazón desbordado hacia la salida de mi oficina en Maxwell Electronic. Hacía cuatro años que trabajaba para la compañía, entré a trabajar gracias a una amiga que también laboraba aquí, y aunque a veces por mi mente pasaba la idea de renunciar a mi trabajo, las deudas que me siguen ahogando día tras día no me lo permitían.Mis tacones se enredaron haciéndome tropezar un poco apenas vi la silueta del señor Maxwell salir de la sala de juntas. Su mandíbula se hallaba tensa, mientras que su ceño ligeramente fruncido me hacía
Capítulo 2Un nudo se formó dentro de mi garganta al ver las miradas juzgadoras de todas las personas dentro de la habitación. Los ojos inyectados en sangre del señor Maxwell, me hicieron retroceder un poco, pero sus manos toscas y salvajes, tomaron rápidamente mis hombros, mientras mi cuerpo empezaba a ser zarandeado. Mi respiración se cortó en el justo momento en que lo entendí todo. He arruinado el negocio de la compañía Maxwell. Los inversionistas empezaron a salir de la enorme sala de juntas, a pesar que muchos trabajadores intentaban evitar que lo hicieran.Mis piernas me temblaban tanto que sentía que en cualquier momento podía desfallecer; la respiración caliente de Damián golpeó mi rostro con fuerza, entre tanto sus manos me soltaron obligándome a caer sentada en el piso de la habitación caso vacía.—Señor…—Murmuré medio atolondrada por la conmoción del momento, mis manos me temblaban sobre mis rodillas, entre tanto un dolor fuerte taladraba dentro de mi cabeza. Mi pecho se h
Capítulo 3Todos los invitados quedaron en silencio, mientras veían a la rubia holandesa correr hacia sus padres. Su rostro se tornó rojizo, quizás al ver la actitud extraña de mi jefe para con ella. El presidente de la compañía con la que había firmado Maxwell Electronic, apresuró sus pasos hasta llegar delante de la madre de Damián.—¿Qué fue eso?, ¿por qué mi hija está llorando?—Vociferó el anciano hombre con una voz potente que resonó en todo el lugar—, ¡Responda!La mujer de cabello grisáceo me miró y negué—. Lo lamento mucho, no tengo palabras para expresar mi vergüenza, ¿podemos arreglar esto a puertas cerradas?—La madre de mi jefe echó un vistazo a sus invitados, quienes no dejaban de verla.—Mi hija está llorando y no quiere hablar, le diré algo…—Nohora dio una seña para que empezáramos a despedir a los miembros de su familia y amigos cercanos—, si Damián no se casa con mi hija, haré que me paguen todo el maldito dinero que invertí en ustedes, sabes lo que eso significa, ¿Ver
Capítulo 4Camino detrás de mi jefe al llegar al restaurante en donde se tenía programado un almuerzo con los inversionistas de Berlín. Acomodo mi americana mientras limpio el polvo imaginario de mi falda, el señor Maxwell camina recto hacia la mesa en donde hemos reservado y se detiene por un instante al ver a los nuevos clientes ya habían llegado al lugar.—Dijiste que llegaríamos primero, Amelia…—susurró mirándome por encima de su hombro. Damián odiaba hacer esperar a sus clientes premiun, ya que decían que esto le quitaría seriedad a los negocios que deseaba finiquitar con ellos.—Los programé quince minutos después de nuestra llegada, señor, no sé que sucedió…La campana de la puerta de acceso al restaurante de lujo, sonó, dándonos a entender que alguien había entrado al lugar, pero terminé removiéndome sobre mis piernas al ver al abogado de mi jefe llegar sonriente delante de nosotros.Su cabello castaño se hallaba bien peinado, el traje negro de tres piezas que llevaba puesto,