Capítulo 5Dios, ¿en que momento terminé en esta situación?, Brandon Lee le da un par de palmadas en el hombro a su primo para luego dirigir sus pasos hacia mí. Una corriente eléctrica atravesó todo mi cuerpo, en el instante en que sus manos tomaron las mías para besarlas rápidamente. El moreno sonrió como si dentro de él hubiese despertado algo que seguían dormido durante mucho tiempo hasta el día de hoy.Sus ojos recorrieron mi cuerpo y solo se detuvo al llegar a la zona de mis pechos. El chico de ojos aceitunados relamió sus labios con algo de sensualidad.—No quise creer que trabajaras aquí…—Musitó el hombre apartándose de mi lado; Damián chasqueó la lengua mientras caminaba hacia nosotros—, el día que nos conocimos fue demasiado confuso, ¿por qué te fuiste sin darme tu número?—Creo que este no es el lugar indicado, señor Brandon Maxwell…—Mi saliva se atoró en mi garganta cuando pronuncié por primera vez su nombre completo, mi jefe me fulminó con la mirada—, como se habrá dado cu
Capítulo 6Sus ojos azul zafiro se clavaron sobre los míos, mis piernas se volvieron tan débiles que terminé cayendo sentada sobre el sofá de mi propia casa. Las manos calientes de mi jefe tocaron mi rostro, pero en el justo momento en que sus labios intentaron tocar mis labios, aparté mi rostro de manera involuntaria.Su cuerpo empezó a temblar, quizás porque esta era la primera vez que una mujer le hacía un desplante como este, más sin embargo y siendo honesta conmigo misma, aún no podía procesar con claridad todo esto.Había pasado cuatro años odiando al señor Maxwell, y ahora debía permitir que él metiera su polla en mi vagina. La sola idea me hizo estremecer, pero no de una buena manera, ¡¿Qué carajos estaba haciendo con mi vida?!, yo no era un tipo de prostituta a la cual él podría comprar a su antojo de esta forma.—Señor Maxwell…—Un pequeño gemido brotó de mis labios en el instante en que sus manos se enterraron sobre la carne de mis muslos. Lo escuché suspirar profundamente,
Capítulo 7Sugar daddy de Qveen Herby, comienza a sonar en el fondo con fuerza. Mis manos temblorosas tocan las caderas de mi jefe, entre tanto sus ojos se clavan sobre mí. Damián eleva la cabeza hacia atrás al escuchar el sonido de su correa ser desbloqueada, mis dedos se introducen en las orillas de su pantalón y lo tiro hacia abajo para quedar cara a cara con el miembro endurecido del señor Maxwell.Mi garganta repentinamente se siente seca, acerco mi rostro hasta la tela de su bóxer para acto seguido dejar un pequeño beso sobre la polla aún cubierta del presidente de la compañía Maxwell Electronic. Lo escucho inhalar aire con firmeza en el justo momento en que deslizo su ropa interior hasta sus rodillas.Damián toma mi mentón por un segundo intentando encontrarnos en un beso, pero vuelvo a apartar mi rostro para evitarlo; mis pequeñas manos comienzan a rodear el tallo de su enorme pene y con algo de dificultad lo masajeo un poco logrando que este se vuelva mucho más duro.Mi saliv
Capítulo 8Ambas manos me duelen al sentir los agarres salvajes de este par de hombres. Mis piernas se tambalean al ver a la prometida del señor Maxwell caminar con sus pasos apresurados hasta nosotros. Sus ojos se encuentran expectantes sobre la mano del hombre que debería ser su esposo, pero todo comienza a darme vueltas cuando intento zafarme, más sin embargo, ninguno de los dos da su brazo a torcer.—¿Damián?—Handrika, observa con enojo a mi jefe, —pensé que mi papá te había dicho que íbamos a desayunar hoy juntos, ¿Qué haces aquí jugando con tus empleados?La mujer pone una cara de pocos amigos y no era para menos; el señor Maxwell no era el tipo de hombres amorosos que te prometían bajarte la luna y las estrellas, las cosas con él tenían otro camino, uno muy distinto a lo que ella deseaba de Damián.—No tengo tiempo para perderlo contigo…—Vociferó el pelinegro logrando que por fin su abogado me soltara,—Amelia, espérame en mi oficina…Mi pecho subió y bajó en el justo momento en
Capítulo 9Las luces…Las luces de los reflectores de aquellos periodistas que intentan sacar la mejor foto de Damián siendo encarcelado, hacen que mis ojos comiencen a arderme de un momento a otro. Mauricio me sostiene del brazo cuando intento hablar con el señor Maxwell, mientras que uno de los agentes, me empuja tan fuerte hacia un lado que si no fuese por el castaño, hubiese caído al suelo delante de todos.Las esposas que rodean los puños del pelinegro, logran colocar sus muñecas un poco rojizas por la presión. Un tumulto de personas se nos acercan para intentar saber que es lo que sucede, más sin embargo algo dentro de mí me duele al oír claramente como alguno de los periodistas empiezan a comunicar a sus empresas los encabezados descabellados como: Importante empresario asesina brutalmente a un joven sin motivo alguno… Mis mejillas comenzaron a sentirse humedecida, mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho y corrí detrás de Mauricio Montenegro para subirme junto a él a su
Capítulo 10Damián MaxwellNo he visto a Amelia desde que salí de la cárcel. Mis manos frías tocan la taza de café caliente que mi madre había dejado para mí sobre el escritorio de mi oficina, mientras miro por los cristales a ver si tengo la buena suerte de ver a mi secretaria. Observo como sus amigas comienzan a reír entre ellas, Andrea, le muestra a Carla y Camila un mensaje que al parecer un chico le ha enviado, todas ríen, pero lo único que yo deseaban era tener aquí conmigo a Amelia.Carraspeo un poco la garganta al ver a Nohora Maxwell dejar un sobre sobre mi escritorio, los ojos de mi madre se hallaban rojizos quizás porque había llorado demasiado por mí, y no era para menos, casi su único hijo era judicializado por un delito que no cometió.—Vamos a organizar tu boda para el próximo mes…—Mi saliva se volvió espesa entre tanto los latidos de mi corazón comenzaron a sentirse salvajes y dolorosos, —no me mires así, Damián, sabes que esta es la única forma de salvar a nuestra fam
Capítulo 11Bajo la cabeza mientras me coloco al lado de mis demás compañeras al escuchar los gritos del señor Maxwell por toda la oficina. Su corbata desencajada y las mangas de su camisa doblada hasta la altura de sus codos, me hacen percatarme que algo no ha salido bien con el nuevo lanzamiento. Andrea, Carla y Camila, tiemblan delante del presidente de la compañía Maxwell Electronic, al verle posarse encima de ellas.—¿Quién dio la orden de usar estas fotos? —, el pelinegro mostró una serie de fotografías. Camila se tensa al darse cuenta que su jefe fue quien autorizó hacerle uso a las fotos de aquel modelo novato y sin experiencia para la campaña del nuevo producto de nuestra empresa.Mi amiga levanta la mano y debemos retroceder al escuchar la histeria del señor Maxwell. Las venas de su cuello se hallan tan dilatadas que presiento que en cualquier momento podrían explotar.—¡Hemos recibido una maldita demanda por plagio!—Mis piernas se volvieron como gelatina al escuchar la decl
Capítulo 12Mis manos sudorosas tocaron el barandal del balcón en donde Damián y yo nos encontrábamos desde hacía unos minutos, lo había hecho en el justo momento en que con un movimiento certero, el empresario separó mis piernas para colarse en ellas.Damián levantó mi vestido para meter su rostro en medio de mis muslos. La tela de la prenda que cubría mi desnudez, lograba taparlo por completo, su lengua dibujó una línea imaginaria en mis labios vaginales y tuve que tensar las piernas al sentir la viscosidad llegar hasta ese pequeño trozo de carne que removió haciéndome gemir.El señor Maxwell me acomodó de tal modo de que él podía tener acceso a mi entrada, mis pechos comenzaron a dolerme al ver como más y más personas llegaban hacia el primer piso del teatro y se sentaban sin saber lo que ocurría arriba desde el balcón.Un hilo de sudor se deslizó por mis mejillas hasta llegar a mis senos, mordí mi labio inferior al sentir como Damián rompía la barrera de mi seguridad, penetrando a