—¿H-hablar? Claro, Oriana, con gusto hablamos —respondió mamá, con la voz temblorosa.—Bueno, nosotros las dejaremos solas para que resuelvan las cosas —insinuó Jax, levantándose y haciéndole señas a mi hermanastro—. Suerte —Me besó la mejilla.Le dediqué una sonrisa forzada porque mi mandíbula estaba tensa. Con mi mano le indiqué a mamá que se sentara frente a mí, ella hizo caso sin reproches, aunque se veía confundida.—¿Ya tomaste una decisión? Porque al parecer se llevan bien con Zack —comentó, mirando cómo Jax le montaba el brazo en el hombro al más pequeño, llevándoselo.—De hecho, sí. Pero no es la que esperabas —afirmé, apoyándome en la mesa.—Oriana, te dije que lo pensaras bien. Soy tu madre y deberías de tener un poquito de compasión conmigo ¿O acaso no planeas perdonarme nunca? —habló, con el entrecejo contraído.—Puede que te perdone, pero eso no significa que quiera volver a tener la relación madre e hija que alguna vez tuvimos. Eso sucedió hace muchos años, yo era una n
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