*Cuatro años y 9 meses después...* —¡Lilia, no corras tanto que te puedes caer! —exclamó una mujer castaña de ojos azules. Su hija estaba cumpliendo cuatro añitos y saltaba por doquier, era muy traviesa para su edad. Oriana en es momento pensó que salió igual de curiosa que su padre. Colocó una mano en su cintura, esperando que la pequeña le hiciera caso y dejara de correr por toda la sala. —¿Adivinen quién le trajo un regalo a alguien? —Rafael, el abuelo de la pequeña, apareció con una caja de regalo en sus manos. La niña se sorprendió y de inmediato corrió hacia los brazos de su abuelo para abrazarlo, lo adoraba. —¡Abuelo! —exclamó. —Papá, creo que la consientes mucho —alegó Oriana, negando con la cabeza. —Si tú no lo haces, lo haré yo —refutó el señor, cargando a la pequeña en sus brazos—. Uff, cada día pesa más. Además, es su cumpleaños —alentó. —¿Puedo abrirlo? —rio Lilia, sosteniendo la caja. —Por supuesto, pequeña. Lilia destapó el regalo con entusiasmo, se le hizo fác
Leer más