Ethan cerró la puerta de la habitación después de dejar que Tala entrara y se dejó caer sobre ella para que no se le ocurriera volver a salir, pero ella no parecía querer escaparse. Sus miradas se encontraron y una mezcla de emociones se reflejó en los ojos de ambos. El dolor, el anhelo, el amor que aún persistía a pesar de todo lo que habían pasado revivió en cortos segundos en los que se vieron hasta que ella apartó el rostro. —No te quedes ahí, ven, siéntate, debes estar casando. —Su compañera le ofreció la mano para que la tomara y él no fue capaz de sostenerla a pesar de que deseaba hacerlo y no volver a soltarla nunca. Al ver que no se movía, Tala dejó caer el brazo y suspiró—. Está bien, si quieres quedarte ahí lejos de mí, lo entiendo. Al menos espero que me permitas explicarme. Ella se dirigió hacia la cama y se sentó a un lado. A simple vista parecía tranquila, como si Alaric no la hubiera atacado unos momentos antes ni acabara de reconocer que quería matar a Emma. Era v
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