Tala llevaba un mes en la nueva manada y, aunque allí todo era diferente de Silvershade, continuaba siendo invisible para todo el mundo. El ambiente era extraño, aunque intentó pensar que solo eran imaginaciones suyas y que con el tiempo se adaptaría, podía notar la tristeza que se respiraba en el ambiente.Todavía no había conocido al alfa y tampoco había tenido contacto con otros hombres de la manada. Tampoco es que lo deseara, con que la hubieran admitido tenía más que suficiente. En cuanto llegó junto a Irvin y Kailen, ellos se retiraron y ella fue llevada a una casa, que si bien era humilde, era muy amplia y con muchas habitaciones. Para su sorpresa, era el lugar destinado para las omegas. Al saber eso, creyó que aquello era una señal del destino. Casi no lo podía creer. Tanto tiempo siendo la única en su manada y ahora estaba rodeada de mujeres iguales a ella.Al principio, aquello la hizo pensar que estaba en el lugar correcto y se negó a ver los comportamientos extraños que
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