AVRIL STEEL Con su boca en mi cuello y sus manos levantando el borde de mi falda, me arranqué la tela que cubría mis ojos. No sabía si se trataba de la oscuridad de la habitación o la presión que la tela había hecho sobre mis ojos, pero mi visión era borrosa. Me estaba volviendo loca, una voz dentro de mí me gritaba que huyera, que lo enfrentara, pero mi cuerpo ardía, su tacto me enloquecía y deseaba más, quería sentirlo, quería que me follara. ¡¿Por qué?! Cuando metió su mano debajo de mis bragas, ambas posturas explotaron dentro de mí, liberé un gemido que parecía la antesala de un fuerte orgasmo, mientras que mis manos se apoyaron en sus hombros y usando toda mi fuerza de voluntad, logré hacerlo retroceder. Entonces lo vi, sin máscara, con las pupilas dilatadas y esa actitud de depredador. Me apoyé en la mesita de noche, mis piernas temblaban como gelatina y poco a poco me sentía sin fuerzas. Sonrió divertido por ser descubierto mientras se lamía los dedos que hacía un momento
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