—¿Evelina, aceptas casarte conmigo? —la cuestiono con un poco de miedo, cuando me percato de que baja la mirada y guarda silencio—. Tal vez pienses que este anillo es muy poco comparado con todo lo que tú posees, pero…—No es poco, simplemente es p-perfecto —musita con la voz rota—, y sí, acepto.Extiende su mano y cuando levanta la mirada, veo como algunas lágrimas corren por sus mejillas, pero la enorme sonrisa que muestra en su rostro es la mejor prueba de que realmente está tan emocionada como yo.Estoy por deslizar el anillo en su dedo, pero debo detenerme cuando la señora Agnes se aclara la garganta, obligándome a girar mi rostro y mirarla un poco avergonzado.—Lo siento, señora Agnes, me emocione un poco en cuanto escuche su respuesta, ¿pero me concede la mano de Evelina? Le prometo que a mi lado nunca sufrirá de ninguna humillación o golpes, que la trataré con el respeto que se merece y que nunca estará un paso por detrás de mí, por el contrario, siempre estará a mi lado, cami
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