Fue una mañana tranquila para Sara, ayudó a los mellizos a vestirse para la escuela, les dio un fuerte abrazo y un beso. Cuando la encargada de llevarlos a la escuela los recogió, no preguntó por qué Mael llevaba la corbata de Emiliano en su mochila, pero extrañamente aquello le alegró en el fondo, sabía que el niño necesitaba a su padre, ella lo sabía y le aterrorizaba que fuera tan terco como él, pero el niño comenzaba a ceder. Emiliano Parecía que podría llegar a ser un buen padre. Sofía se fue un poco más tarde de lo normal, según no tenía clase la primera hora, Así que cuando Sara salió hacia Casa Monter, se fue extrañamente feliz a pesar de lo que pasaba, de que Emiliano hubiese regresado a su vida y de que tuviera que compartir ahora sus hijos, se sintió extrañamente conforme, tenía un buen empleo, un buen pago, sus hijos estaban extrañamente felices. El remordimiento por habérselos ocultado a Emiliano comenzaba a desaparecer poco a poco, Parecía que las cosas comenzaban a enc
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