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Todos los capítulos de La esposa perdida del CEO: Capítulo 31 - Capítulo 40
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31| Triste historia.
Emiliano se puso de pie y caminó por la sala, cojeaba un poco del lado derecho. La venda que cubría le herida en su cabeza estaba un poco zafada, los puños del hombre fuertemente apretados.— No puedo creer que te hubieras ido Por eso, De verdad No puedo creerlo.— ¿Entonces qué querías que hiciera? También lo hice para protegerte — lo riñó sara, pero lo último que quería en ese momento era pelear — si yo te contaba la verdad, dime si no lo hubieras enfrentado… tal vez lo hubieras matado, o él te hubiera matado a ti, yo no podía cargar en mi conciencia que dos hermanos murieran por mi culpa, pensé que podría enfrentar esto contigo, pero cuando llegué a casa y te vi con esa perra, supe que estaba sola. No tenía que aguantar todo este sufrimiento, Así que me fui — Emiliano caminó hasta la pared y recostó la frente en ella, se veía descolocado, ansioso. Sara temió que haberle contado todo aquello después del accidente de una forma tan reciente y tan brusca, pudiera traerle consecuencias
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32| Romper la promesa.
Sara se quedó paralizada al sentir los labios de Emiliano contra los suyos, la calidez de su boca. No pensó muy bien lo que sucedió a continuación, simplemente se dejó llevar, abrió la boca para darle entrada al hombre y las anchas manos de él le acariciaron la espalda.¿hacia Cuántos años no lo besaban? Se preguntó. ¿Cuántas veces había imaginado volver a sentir sus labios contra los suyos? La textura de su Barba, la suavidad de su lengua, la fuerza de sus brazos apretándolo apretándola contra él. los dedos de Sara se enredaron en el cabello del hombre, lo apretó con fuerza atrayéndolo más hacia ella, deseosa, sedienta de su saliva, de su calor. Abrió la boca y permitió que la lengua del hombre le explorara la suya, fue imposible para ella no dejar escapar un gemido de placer cuando la cálida mano del hombre se metió por debajo de su blusa y la careció la espalda. Era como lo recordaba, eran los suaves labios del hombre al que amaba. Hacía tanto tiempo que no perdía la cabeza y la
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33| Plan desesperado.
Sara sintió un extraño escalofrío que le recorrió el cuerpo, habían dañado la colección, la habían destruido por completo. Jirones de tela colgaban de los maniquíes, la pintura oscura en aceite cubría los pocos pedazos que aún quedaban servibles, el suelo estaba lleno de pisadas, de manchas. Las tijeras que hubieran utilizado para destruir las telas y hacían tiradas manchadas de pintura, el lugar era un desastre. Los ojos de Sara se llenaron de lágrimas, no era capaz de entender por qué había sucedido aquello, había trabajado tan duro en la nueva colección que el dolor que sintió se hizo casi físico. Dio dos pasos atrás, se recostó en el marco de la puerta y luego sollozó ahí un rato. Ya no tendría tiempo para hacer nuevamente la colección, ya no habría tiempo para nada más, había fracasado como la nueva diseñadora de Casa Monter, su primera colección y ni siquiera sería capaz de entregarla a tiempo. Se quedó ahí paralizada con los ojos aguados observando los diseños destruidos Has
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34| Trabajo en equipo.
Cuando Emiliano llegó a Casa Monter se encontró con una revolución, toda el área administrativa estaba hecha un caos.Cuando salió del elevador, casi se cae por pisar un trapeador manchado de pintura oscura, las secretarias estaban dispersas por todo el piso, despeinadas y con retazos de tela sobre los regazos. Maldijo la hora en que decidió levantarse tarde esa mañana, pero se sentía agotada, además el cuerpo le dolía por el accidente. Le habían dado varios días de incapacidad, pero Emiliano se sentía incapaz de pasar el día completo en casa, tenía que trabajar, además retrasar la colección era prácticamente imposible, Así que prefirió dejar, a las 10 de la mañana, de dar vueltas en la cama, darse una ducha de agua fría y salir hacia la oficina, pero no estaba preparado para encontrar lo que encontró. Con el bastón que le habían dado en el hospital avanzó por los pasillos, nadie parecía prestarle atención al presidente de la compañía, todos estaban sumidos en su propio caos, pero r
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35| Tomar la decisión.
Sara contuvo el aliento por un largo rato, no quería ni debía hablar, estaban demasiado atrasados en el trabajo y la necesitaban, pero la mayoría estaban almorzando, Así que pensó que tal vez podría darle un minuto a la mujer. Pasó por un lado de Emiliano sin dirigirle la mirada, no quería ver en el rostro del hombre las emociones que estaba atravesando en ese momento, Así que simplemente caminó con la cabeza alta y salieron del lugar. Lara al caminó hacia la oficina de Emiliano y cuando ambas estaban juntas, solas, se formó un terrible silencio. Lara abrió la boca para decir algo, pero se cortó, la cerró y luego se volvió hacia la ventana, se quedó mirando el paisaje citadino un largo minuto mientras el silencio se hacía cada vez más pesado, hasta que de repente murmuró:— todo se rompió — Sara confundida se encogió de hombros y se sentó en el mueble apretando con fuerzas el cojín que había ahí. El gesto de Lara era Derrotado, por alguna extraña razón Sara sintió miedo.— ¿A qué te
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36| Dos noticias.
36Sara lanzó su cuaderno de la basura, después de fotografiar las hojas rasgadas y manchadas con el letrero, lo lanzó a la basura, aparte de que tenía únicamente un apego emocional por él, tenía todos sus diseños guardados en la nube, Así que ciertamente el cuaderno no era más que inspiración, pero Lara lo Había tocado, lo había ultrajado con su mano, Así que Sara ya no lo quería, ya no lo quería en su vida, lo sentía como un amuleto estorboso, Así que antes de salir de la oficina lo lanzó a la basura. Había tomado una decisión y aquella decisión le ayudó a desprenderse de un peso que no sabía que estaba cargando, a quitarse de encima una culpa que ya no le atormentaría más.Gran parte del por qué no había decidido darle una nueva oportunidad a Emiliano era claramente Lara, Pero si la mujer era capaz de hacer una atrocidad tan grande como destruir sus diseños y manchar su cuaderno, ya no sentiría remordimiento alguno por ella.Emiliano aún tenía algo que contarle y ella lo escucharí
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37| Doloroso reclamo.
Era el momento más importante en la carrera de Sara Fansheri. Toda la vida había deseado aquello: presentar sus diseños en una hermosa pasarela, que la gente la reconociera por lo que era capaz de hacer, capaz de hacer, y ese era el momento. Era la cúspide, por lo que había trabajado durante tantos años, y Emiliano no permitiría que nada arruinara su momento. Por eso, cuando llegó esa tarde a casa, se dio una larga ducha con el agua fría. Su cabeza aún tenía restos de sangre, su accidente, o mejor dicho, su atentado, era demasiado reciente, pero él tenía que apoyarla en ese momento. Ella tenía que saber que estaba ahí para ella, que siempre estaría ahí para ella, y si quería demostrarle todo ese amor, debía hacer primero algo. Por eso, después de ponerse su traje más elegante para la presentación de la colección, empacó en su maleta unos cuantas prendas, sus documentos de identidad y algunos cosas de aseo. Y cuando Lara llegó a casa, estaba sentado, esperándola en la sala principal.
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38| Todo lo que importa en la vida.
Sara se sentía no nerviosa, paranoica. Era la noche más importante de su vida, de su vida profesional, y todo debería salir perfecto. Pero lamentablemente, no habían tenido el tiempo necesario para preparar las cosas, rearmar los diseños después de haber sido destruidos les quitó todo el tiempo vital que necesitaban para encargarse de la presentación de la colección. Normalmente, siempre era una ceremonia más bien íntima, en la que el diseñador presentaba a los miembros de la junta la colección para ser aprobada, pero una de las gemelas se le ocurrió la brillante idea de invitar a la prensa. Aquello ejerció un nivel de presión extremo en todos.¿Qué sucedería si a la junta directiva no les gustaran sus diseños? ¿Cómo le dirían al público que los diseños que la prensa había expuesto ya no serían producidos? —eso está solucionado —le dijo Leticia en cuanto Sara le expuso esta duda. —Cada periodista que vendrá a la presentación de la colección firmó un contrato de confidencialidad. Ell
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39| Sin miedo a nada.
El desfile comenzó y terminó de manera exitosa. Sara contuvo el aliento en la pequeña reunión íntima que se hizo en la junta directiva, las trillizas, el papá de Lara, Doña Amelia, todos reunidos en silencio meditando.Que lo pensaran preocupó a Sara bastante, pero después de un largo minuto, Doña Amelia rompió el silencio con un fuerte aplauso. — Creo que no hay mucho que considerar, no solo los diseños son fantásticos, sino la propuesta en general. Era el momento de que Casa Montero entre en la nueva era — dijo.Luna, que era la que más énfasis había hecho desde que Sara había llegado a la empresa en que era una idea desastrosa. Blanqueó los ojos y se encogió de hombros. Ya no diría nada en contra. Ya era mucho para Sara, un gran avance, imaginó.La junta directiva votó, evidentemente, que sí, todos y cada uno. Sara se sintió realizada y ni siquiera la presencia de Mario en la sala logró amargarle el momento. Pensó en eso después cuando la reunión terminó y todas las personas cami
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40| Mi pedacito de cielo.
En cuanto cruzaron la puerta de la oficina de Sara, la mujer no aguantó la tentación. Cerró la puerta con fuerza y se lanzó sobre Emiliano, abrazándolo con fuerza, sus brazos alrededor de sus hombros, enterrando los dedos en su cabello.Luego, después de lo que para ella pareció una eternidad, unió sus labios con los de él. Emiliano casi perdió el equilibrio, pero logró afianzarse al mueble cerca de la entrada.Sara lo besó y Emiliano se dejó besar con placer, apretando su espalda con sus fuertes manos. Sara se sintió segura entre sus brazos, como hacía mucho tiempo no se sentía.Apretó con fuerza su cabello entre los dedos, disfrutando de los labios suaves y carnosos del hombre. La sensación de su barba creciente en su rostro, tan masculina, le hizo temblar las rodillas.¿Cuánto tiempo había deseado esto en realidad? Prácticamente desde el mismo instante en que lo había abandonado. Desde el instante en que su cuerpo se alejó del suyo, Sara había sentido un vacío en el vientre que no s
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