Era el momento más importante en la carrera de Sara Fansheri. Toda la vida había deseado aquello: presentar sus diseños en una hermosa pasarela, que la gente la reconociera por lo que era capaz de hacer, capaz de hacer, y ese era el momento. Era la cúspide, por lo que había trabajado durante tantos años, y Emiliano no permitiría que nada arruinara su momento. Por eso, cuando llegó esa tarde a casa, se dio una larga ducha con el agua fría. Su cabeza aún tenía restos de sangre, su accidente, o mejor dicho, su atentado, era demasiado reciente, pero él tenía que apoyarla en ese momento. Ella tenía que saber que estaba ahí para ella, que siempre estaría ahí para ella, y si quería demostrarle todo ese amor, debía hacer primero algo. Por eso, después de ponerse su traje más elegante para la presentación de la colección, empacó en su maleta unos cuantas prendas, sus documentos de identidad y algunos cosas de aseo. Y cuando Lara llegó a casa, estaba sentado, esperándola en la sala principal.
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