Emiliano salió de casa de Sara despidiéndose con rapidez, no sabía qué querría Lara, pero imaginó que no era nada bueno, la mujer No había tomado de la mejor manera que él hubiese ocultado a sus hijos, ellos ya habían decidido tener una relación, intentar tenerla, y aquello había fracturado algo que Emiliano ni siquiera sabía que estaba ahí. La mujer se sentía traicionada, esa noche, literalmente durmió en el sofá. Lo único que Emiliano tenía en mente en ese momento era encontrar al maldito paparazzi que había revelado la identidad de sus hijos y clavarlo en una pared con clavos de 10 pulgadas, Pero tenía qué sosegar sus emociones, tenía mucha presión y estrés encima, así que debía calmarse. La ciudad estaba extra extrañamente vacía esa noche y Emiliano condujo con precaución. Había algo en el ambiente que no le parecía correcto, era una sensación estremecedora, como un mal presentimiento, olor a muerte decía su abuelo, así que subió los vidrios de su auto y encendió el aire acondic
Sara tuvo un sueño intranquilo esa noche, soñó con ruido y sensaciones claustrofóbicas en una sensación extraña, no había nada más que oscuridad y aquellas percepciones que la atormentaron. Cuando despertó en la mañana la almohada, la cobija y las sábanas estaban empapadas en sudor, tenía la boca seca y los ojos se le pegaban al intentar abrirlos. Se bajó de la cama y antes de darse una ducha con agua muy fría metió todo a la lavadora. Su hermana Sofía preparaba a los niños para la escuela y cuando Jimena, la mujer rapada que llevaba los niños a la escuela llegó a casa, Sara se sentía extrañamente cansada, como si los sueños le hubieran arrancado la energía.Tomó el vaso de jugo de naranja y lo bebió de un solo trago completo, Jimena se quedó en la puerta, desde que había llegado había pasado un largo minuto en silencio ahí. Sara sabía que el primer acercamiento que habían tenido no había sido completamente amigable, pero era una mujer que sus niños comenzaban a apreciar bastante Y e
— Yo… lo siento — la adrenalina en su cuerpo comenzaba a ceder y el cansancio de la noche, más el tremendo susto que se había llevado Le trajeron una debilidad tan grande que tuvo que agarrarse de una de las paredes Para no caer — es que Jimena me dijo que te habían disparado, Así que salí corriendo hacia acá — Sara no miró a nadie al hablar, ni a Emiliano ni a Lara ni a nadie, se concentró en un punto fijo en la baldosa del suelo, sintiéndose estúpida. Todos habían visto el terrible desespero con el que ella había entrado al cuarto, la fuerza con la que había abrazado a Emiliano — lo siento, solo quería saber cómo estabas.— Pues la verdad estoy bien — comentó Emiliano. Sara sintió La Voz del hombre diferente, más calmada, casi como el Antiguo Emiliano — mi auto es blindado, así que los asesinos dispararon pero no lograron hacer nada, trataron de abrir las puertas pero no lo consiguieron. No les quedó de otra que irse, entonces llamé a una ambulancia y a la policía pero estoy bien so
Sara salió de su oficina cerrando la puerta con fuerza, aunque no era tarde, tampoco era muy temprano. Varias personas aún pululaban por los alrededores de la oficina, los ignoró, ignoró las miradas incómodas que depositaron en ella, tal vez era por el atentado de Emiliano O tal vez se habían dado cuenta de que ella había entrado al hospital como una loca. No le importó, últimamente comenzaba a importarle cada vez menos lo que pensaron los demás, Así que avanzó con paso decidido al ascensor y cuando las puertas Se abrieron y se introdujo rápido, presionó el botón del primer piso, pero un hombre alto en traje se coló justo antes de que las puertas se cerraran.Sara lo conocía, era el papá de Lara, Ezequiel Hidalgo. El hombre parecía extrañamente tonto. Cuando Sara estuvo casada con Emiliano, realmente no visitó muchas veces la empresa, Pero las pocas veces que lo hizo Pudo notar que el hombre no era más que aparte de un accionista minoritario, un eslabón que se dejaba llevar por la cor
Emiliano se quedó contemplando a Sara por un largo rato Mientras ella encontraba las palabras con las que comenzaría dicha historia, pero lo cierto era que no encontraba qué decir o cómo empezar. Emiliano se me removió incómodo en el asiento observándola detenidamente, estaban tan cerca que el calor que producía el cuerpo del hombre comenzó a transferirse al de Sara y aquello la hizo sentir un poco más tranquila.— Estoy esperando — murmuró él, bajito, no quería presionarla, pero estaba desesperado. Sara pasó saliva.— cuando tu abuelo enfermó y decidió dejar la presidencia de Casa Monter, recuérdame Por qué no eligió a tu hermano Mario — Emiliano, sin entender muy bien A qué se refería, contestó encogiéndose de hombros.— Mario ve Casa Monter como un negocio, como uno de sus negocios lucrativos, creo que a palabras literales de mi abuelo, aún le faltaba ver el alma de la empresa. Yo era tan joven, ¿lo recuerdas? Como 23 años tenía cuando asumí el cargo. ¿lo recuerdas, Sara? — ella a
Emiliano se puso de pie y caminó por la sala, cojeaba un poco del lado derecho. La venda que cubría le herida en su cabeza estaba un poco zafada, los puños del hombre fuertemente apretados.— No puedo creer que te hubieras ido Por eso, De verdad No puedo creerlo.— ¿Entonces qué querías que hiciera? También lo hice para protegerte — lo riñó sara, pero lo último que quería en ese momento era pelear — si yo te contaba la verdad, dime si no lo hubieras enfrentado… tal vez lo hubieras matado, o él te hubiera matado a ti, yo no podía cargar en mi conciencia que dos hermanos murieran por mi culpa, pensé que podría enfrentar esto contigo, pero cuando llegué a casa y te vi con esa perra, supe que estaba sola. No tenía que aguantar todo este sufrimiento, Así que me fui — Emiliano caminó hasta la pared y recostó la frente en ella, se veía descolocado, ansioso. Sara temió que haberle contado todo aquello después del accidente de una forma tan reciente y tan brusca, pudiera traerle consecuencias
Sara se quedó paralizada al sentir los labios de Emiliano contra los suyos, la calidez de su boca. No pensó muy bien lo que sucedió a continuación, simplemente se dejó llevar, abrió la boca para darle entrada al hombre y las anchas manos de él le acariciaron la espalda.¿hacia Cuántos años no lo besaban? Se preguntó. ¿Cuántas veces había imaginado volver a sentir sus labios contra los suyos? La textura de su Barba, la suavidad de su lengua, la fuerza de sus brazos apretándolo apretándola contra él. los dedos de Sara se enredaron en el cabello del hombre, lo apretó con fuerza atrayéndolo más hacia ella, deseosa, sedienta de su saliva, de su calor. Abrió la boca y permitió que la lengua del hombre le explorara la suya, fue imposible para ella no dejar escapar un gemido de placer cuando la cálida mano del hombre se metió por debajo de su blusa y la careció la espalda. Era como lo recordaba, eran los suaves labios del hombre al que amaba. Hacía tanto tiempo que no perdía la cabeza y la
Sara sintió un extraño escalofrío que le recorrió el cuerpo, habían dañado la colección, la habían destruido por completo. Jirones de tela colgaban de los maniquíes, la pintura oscura en aceite cubría los pocos pedazos que aún quedaban servibles, el suelo estaba lleno de pisadas, de manchas. Las tijeras que hubieran utilizado para destruir las telas y hacían tiradas manchadas de pintura, el lugar era un desastre. Los ojos de Sara se llenaron de lágrimas, no era capaz de entender por qué había sucedido aquello, había trabajado tan duro en la nueva colección que el dolor que sintió se hizo casi físico. Dio dos pasos atrás, se recostó en el marco de la puerta y luego sollozó ahí un rato. Ya no tendría tiempo para hacer nuevamente la colección, ya no habría tiempo para nada más, había fracasado como la nueva diseñadora de Casa Monter, su primera colección y ni siquiera sería capaz de entregarla a tiempo. Se quedó ahí paralizada con los ojos aguados observando los diseños destruidos Has