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Todos los capítulos de Enamorado de la hija de mi enemigo : Capítulo 141 - Capítulo 144
144 chapters
CAPÍTULO 111
POV SEBASTIANOEl rugido del motor se mezclaba con el latido ensordecedor en mis oídos.No podía respirar.No podía pensar en nada más que en ella.Mia.Mía.El pánico era una bestia salvaje dentro de mi pecho, enjaulada y furiosa, desgarrando cada fibra de mi ser mientras las imágenes de lo que podrían estar haciéndole se repetían en mi mente como una maldita pesadilla sin fin.Si le han hecho daño…Si ella…No.No podía permitirme pensar en eso.Mis manos se cerraron con fuerza sobre el volante mientras el convoy de vehículos atravesaba la carretera a una velocidad peligrosa. Detrás de mí, más de una docena de autos nos seguían, todos llenos de hombres armados hasta los dientes.Dario iba en el asiento del copiloto, con la mandíbula tensa, su mirada fija en el camino.—El auto que rastreamos está en la zona industrial —informó, con la voz grave—. Un almacén en las afueras de la ciudad.Mi estómago se encogió con una sensación visceral.Un almacén.Un maldito almacén.Sabía lo que si
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CAPÍTULO 112
POV SEBASTIANOCorrí con Mia en brazos, mi pecho se agitaba con una furia abrasadora mientras sentía la calidez de su sangre empapándome la camisa. No, no, no… No podía perderla. No a ella. No a nuestro hijo.—¡Salgan ya! —rugió Dario por la radio—. ¡Tenemos que movernos!El almacén era un caos. Mis hombres acababan con los últimos enemigos, y las balas aún zumbaban en el aire. El hedor a pólvora y sangre se impregnaba en mi piel.Pero nada de eso importaba.Solo Mia.Solo ella.—Aguanta, amore mio —murmuré contra su cabello, su cuerpo temblaba en mis brazos—. No cierres los ojos. Mírame.Su respiración era entrecortada, apenas un susurro.—Se…bastiano… —Su voz era tan débil que tuve que inclinarme para oírla.Mis músculos se tensaron. Su piel estaba fría.Demasiado fría.No. No la dejaría morir.—¡Muévanse! —bramé, con la desesperación atenazando mi garganta.Dario lideraba la retirada, abriéndonos paso a disparos. Nos cubría las espaldas junto con los hombres restantes, asegurándose
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CAPÍTULO 113
POV SEBASTIANOEl reloj en la pared avanzaba lento, como si se burlara de mí.Segundo a segundo.Golpe tras golpe de desesperación en mi pecho.El sonido de los monitores, el murmullo de los asistentes del médico, el olor a sangre y alcohol medicinal… todo me resultaba insoportable.Pero lo peor era la espera.No aparté los ojos de Mia en ningún momento.Su piel estaba demasiado pálida, sus labios demasiado secos. No se movía. No reaccionaba.Joder, ni siquiera parecía respirar.Mis dedos se aferraron a los bordes de la camilla.No la perderé.No me importa lo que tenga que hacer. No me importa a quién tenga que matar. No me importa si tengo que vender mi alma.Pero no la perderé.—Sebastiano…Dario estaba junto a mí, con el rostro tenso. Sus ojos recorrieron a Mia, la máquina que pitaba con cada latido débil, la sangre que aún empapaba su ropa.—¿Y el bebé? —gruñí, sin mirarlo.El médico se detuvo un segundo.El silencio se sintió como un disparo directo a mi pecho.Y luego…—Estamos
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CAPÍTULO 114
POV SEBASTIANOCada paso que di resonó en el pasillo subterráneo.El aire era pesado, cargado con la humedad del cemento y el eco distante del agua filtrándose en alguna grieta.Pero lo único que importaba era el sonido de los tacones golpeando el suelo.Ella estaba ahí.Esperando.Temblando.Como debería.Dario abrió la puerta.El rechinar de las bisagras viejas fue el único sonido en la habitación aparte de la respiración agitada de la mujer que me había arrebatado todo.Alessandra estaba encadenada a una silla de metal.El maquillaje ya no cubría la desesperación en su rostro. Sus labios estaban partidos, su vestido rasgado y su cabello enmarañado.Una sombra de la mujer arrogante que había osado tocar a Mia.Entré con calma.Con la paciencia de un depredador que saborea la cacería.Dario se quedó en la puerta.Alessandra alzó la mirada cuando mis zapatos de cuero se detuvieron frente a ella.—Sebastiano… —su voz era débil, un hilo tembloroso que se rompió en una súplica—. Podemos
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