Me quedé observándolo, no podía creer su mentira, era una más, solo buscaba justificar su cobardía, él lo supo, siempre supo que esperaba a nuestro hijo y me abandonó, se fue del país, señal de que no le importaba.—¿Por las malas? ¿Crees que te tengo miedo? Es mi hijo, no tienes derechos, no lo mereces, Kyle por favor, aléjate, vete como lo hiciste aquella vez, déjanos en paz, tú no quieres a mi hijo, no lo conoces, no puedes aparecer 6 años después queriendo formar parte de su vida. Por lo que más quieras, déjanos en paz, vete, no te necesita, no es tu hijo, entiende eso.—Estás loca, no voy a alejarme, es mi hijo, mi madre quiere conocerlo, está muy enferma, además no puedes negarlo, has visto lo parecido que somos, nadie va a creerte que no es mi hijo — dijo en tono amenazante—. Tengo derechos y todo lo que tú no tienes, mira este lugar, que le vas a ofrecer a mi hijo aquí, no hay nada. ¿Te das cuenta de que le gusta el fútbol al igual que a su padre? —preguntó descaradamente—. Te
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