Capítulo LVIII. Un trato que es una sentencia. Parte 2
Ailan. Me imagino que ese hombre se sorprendió cuando una loca, desatada y pervertida, se subió fuera de sí, a horcajadas sobre él, para devorarle los labios mientras sus manos recorrían su cuerpo, arañándolo y apretándolo, mientras le exigía que entrara en ella. Pero no podía evitarlo, la pervertida se había hecho con el control, y pensaba que los previos era una pérdida de tiempo, quería a ese hombre su interior, en ese instante. Tras bajarle la cremallera de la bragueta, casi rompiéndola, para luego capturar su abultado y erecto miembro, liberándolo de su encierro, al mismo tiempo, que un sorprendido Gladiator, intentaba calmar a la incontrolable y ansiosa mujer que tenía sobre él, totalmente desatada, ocurrió, tras ser asaltado sin piedad, el CEO de M.F.P. Global Multinacional, fue utilizado de la manera más vil, ardiente, y pervertida posible, hasta le arrebaté el control de su cuerpo, mientras yo lo cabalgaba sin piedad. - “Eres … una caja … de sorpresa, ¡Maldita mujer!”-
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