Malcolm se levanto esa mañana con el mismo por el suelo de todos los días, pero se obligo a no bebe, apenas consiguió vestirse y salir para el periódico, después de permanecer cerca de treinta minutos sentado en su cama mirando a la nada.Brayan tenía ordenes de llevarlo aunque estuviera sobrio, el señor Malcolm le ordeno no apartarse de él ni un solo minuto, y en la medida de lo posible impidiera que tomara una sola gota de alcohol.El amor era un asco, quería dejar de sentir esa carga en su echo, dejar de lado ese maldito desanimo, y sobre todo dejar de pensar en Arianne, eso era lo que tenía que hacer, dejar de pensar en ella.Pero ¿por qué?, era una creatura hermosa, recordarla pensarla o incluso imaginarla sentada junto a él era tan agradable, ella sonríe y le dice cuanto lo ama.—Yo también te amo Arianne —e imagina como la pequitas se acerca y lo seduce con un beso.Aun recordaba el sabor de sus labios, la forma suave que se mezclaba entre caricias, aliento y calor.Brayan lo
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