Todos los capítulos de LOS MELLIZOS DEL PRESIDENTE. "Tenemos una familia.": Capítulo 81 - Capítulo 85
85 chapters
81. Un milagro en su vientre
Estar frente a Virginia una vez más significa recordar todo lo que ha vivido, desde el instante en que puso un pie en el sanatorio y creyó haber muerto, desde que creyó que su hija había muerto, desde que creyó que Ryan la había engañado…Virginia no es la misma mujer que se crió junto a ella hace tanto tiempo atrás. Su mirada está enrojecida, sus pómulos están acentuados y su rostro tiene la misma oscuridad que siempre. La tensión en su cuerpo la siente Ryan y baja la mirada hacia Clara.—Todo saldrá bien —le murmura—, mientras yo esté aquí nadie te hará daño —con ese color ámbar en sus ojos puede perder las fuerzas y tenerlas al mismo tiempo.Clara vuelve la mirada hacia el frente. —Señora Edevane —comienza el abogado—, se le acusa de secuestro de menores, de intentos de homicidios, de falsificación de ADN, de homicio, de complicidad en el complot contra la señora Salvatore, y de agravación física hacia quien la acusa —deja el abogado el papel en el escritorio—, su señoría, me gust
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82. No uno, sino dos
—¡¿Embarazada?! Por Dios —Clara parece bastante impresionada, casi con los ojos desorbitando ya fuera de sus cuencas y comienza a caminar otra vez hacia donde antes se encontraba. Se sienta. Luego se levanta. Y vuelve a sentarse. —¡Julieta! —Oye, oye. Calma. Todo está bien, es que tienes los síntomas y si me dices que no has tenido tu mestruación, tengo que dudar. Escucha —Julieta toma sus manos—, vamos hacer un examen de sangre y luego una ecografía de una vez, si me dices que es de hace un mes que no ves tu período ese niño —se ríe Julieta—, puede estar creciendo y tú ni siquiera lo sabes. —Ah, Dios mío —Clara une las manos delante de sus labios—, dios Mío. Julieta, tengo que salir de ésta duda. —Vayamos de inmediato al hospital. —De acuerdo, eh, dejaré a los niños con Emily y luego —balbucea Clara mientras toma su cartera—, y por Dios, no le digas nada a Ryan, no hasta que estemos bastante seguras. —No te preocupes. Pero hoy mismo salimos de esa duda. Clara se siente d
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83. "Toda la eternidad en tus brazos"
Ryan se queda en silencio unos segundos. Segundos donde cree que cada palabra que sale de Clara pertenece a un sueño y por lo tanto, está soñando y no deambulando en la realidad. Su mirada cambia por completo, sus cejas se doblan en la impresión y Clara por fin nota un gesto que cubre el pasmo de Ryan: sus ojos comienzan a inundarse de lágrimas.—¿Qué has dicho…?Cuando Clara se lleva la mano a su vientre, da unos cuantos pasos para llegar hasta él, y como si nunca antes hubiese experimentado el toque de sus manos contra las suyas, esa mirada que siempre la volvió loca y el tono de su voz que la vuelve una tonta, busca una de sus manos, también busca su mirada y encierra en su palma la mejilla de Ryan. Coloca la mano de Ryan en su vientre.—Vamos a ser padres…—murmura Clara en este mundo que sólo le pertenece a ellos. Donde ya no existe más el odio, ni la guerra, ni los secretos. Sólo ésta vida repleta de amor que nunca se acabó entre ellos. No quiere llorar así que pese a que sus l
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84. Pequeñas personas iluminando su vida
——Ocho meses antes—— Todavía recuerda lo impactada que estaba cuando escuchó nuevamente la propuesta de matrimonio de Ryan: saltó de la cama y lo tumbó mientras lo abrazaba y le decía una y mil veces: —¡Sí! ¡Sí quiero ser tu esposa! ¡Acepto ser tu esposa! ¡Sí quiero! Decía entre lágrimas junto a los mellizos que de una vez volvieron a saltar en la cama y ,de esa manera, volver su vida una dicha mucho más grande, más de lo que era. Lo que sucedió en todo su embarazo fue exactamente lo mismo que con los mellizos. La diferencia: ahora tenía a Ryan a su lado las 24 horas del día cuando podía ya que todavía siguieron la disconformidad de la gente desde que se hizo público el informe de la familia McGrey, porque el escándalo salpicó a la casa presidencial, el gobierno de Ryan y los negocios de Román, y durante meses estuvieron los dos hermanos enfrentándose cara a cara con los negocios sucios de Peter que llevó casi a la ruina la compañía de la familia McGrey: una franquicia de servicio
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EPÍLOGO.
Son niños: los gemelos son dos hermosos niños. Clara dio a luz en el hospital central. Fue cesárea aquella vez. Pesaron tres kilos cada uno y todavía no comprende cómo fue que esos tan gordos bebés preciosos crecían dentro de ella. Una nación estaba bastante pendiente por el nacimiento de los gemelos del presidente, al igual que Reino Unido lo estaba con sus descendientes a la corona, o así lo sentía Clara cuando vió a mucha gente rodeando la casa presidencial para saludar a la próxima primera dama con sus recién nacidos. Las cosas se apaciguaron, y ahora se encuentran en casa después de un largo día extenuante. Ryan siempre se la mantiene ocupado en sus obligaciones pero prometió que estaría al lado de su mujer para cuidar a los cuatro niños que ahora rondaban por la casa. En estos momentos, tan sólo con una bata y siendo las 3:00AM, Clara sigue meciendo al único gemelo que no se ha dormido frente a su corral. —Calma, mi amor. Calma…—susurra Clara al sostener a tan hermoso niño
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