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Todos los capítulos de Mi vientre... Tu herencia: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Extraña petición
Camila esa mañana no quería levantarse, le dolían los huesos, la cabeza, porque estaba con gripa, pero se volteó y vio a su madre durmiendo en una cama dónde solo cabía ella, e hizo el esfuerzo, se sentó en su cama y se obligó a levantar su cuerpo para ir a trabajar.Con lo que ganaba apenas podía pagar los gastos de medicina y comida de su madre, por eso trabajaba en dos sitios diferentes para tener un poco más de dinero, no alcanzaba para mejorar la vivienda, se tenían que conformar con lo poco que poseían, una casucha destartalada, heredada de su padre fallecido, donde el techo tenía múltiples goteras cuando llegaba la lluvia.Al llegar a la cafetería,le había advertido al encargado que no se sentía bien de salud, pero éste la miró y solo refunfuño diciendo:— Vaya a atender la clientela, así entras en calor.Ella resignada, no le quedó más remedio que obedecer, se dirigió a hacer sus obligaciones, pronto se olvidó de ella y se concentró en su madre, porque cuando pensaba en esa mu
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Acepto, señora
Al llegar a casa su madre no estaba, pero había una nota de la vecina, se dirigió al hospital y allí su vecina la esperaba. — ¿Dónde está mi madre, señora Nora?— preguntó contrariada.La mujer la saludó con un abrazo y respondió:— Está en observación, tuvo aporreos y un corte en la frente, le tuvieron que coser unos puntos.Camila se agarró su cabeza con ambas manos y exclamó:— ¡Por Dios! ¡Entonces fue grave la caída!— Ella dice que solo estaba caminando y se tropezó, pero tú y yo la conocemos, de seguro se subió en alguna silla a alcanzar algo — dijo la mujer — ¡Qué cosas con mamá! Voy a verla ¡Gracias señora Nora!— dijo buscando el lugar donde estaba recluida su madre.— ¡Acá te espero!— le dijo la mujer.Ella se internó en el pasillo buscando a su madre, la vio, un doctor estaba con ella, la madre de Camila al verla dijo:— Allí está mi muchacha, doctor.— ¡Que bueno que llegó señorita, ¿puedo hablar un momento con usted?— dijo él médico.— Sí claro ¿Cómo está mi madre doctor
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El beso de un extraño
Camila salió, primeramente a la farmacia para comprar el tratamiento de su madre, luego iría a buscarla para ocuparse de su prótesis, aunque iba a averiguar los precios, otra cosa que iba a adquirir era una silla de ruedas.Estaba llena de emoción por poder ayudar a mejorar la condición de vida de su mamá, entró al establecimiento a buscar las medicinas, cuando iba saliendo se encontró de frente con un hombre, quien la derribó al piso, todo lo que llevaba salió en varias direcciones, el individuo lanzó una maldición y ella lanzó un grito por el impacto al ser golpeada.Intentó levantarse, pero el hombre le tomó por un brazo y la ayudó a terminar de incorporarse, diciendo:— ¡Maldita seas muchacha! ¿Acaso no ves por dónde caminas?! ¿Estás distraída? ¡Por poco me lanzas al suelo!— ¡Usted me lanzó todo lo que traía señor! ¡Es usted quien debe pedir disculpas por estar distraído!— dijo ella contrariada.El hombre al notar la actitud de la muchacha, se sintió ofendido por como le habló l
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Embarazo
Astrid esa tarde llegó a casa emocionada por haber logrado parte de su plan, espero a Bruce para comunicarle la noticia, al verlo entrar lo abordó diciendo:— ¿Qué te dije? La chica accedió y aceptó ser inseminada, ésta mañana mismo empezamos con los exámenes para prepararla para que se embarace de tí, cariño— dijo ella.— Que bien, fui al laboratorio y dejé la muestra para la inseminación— dijo él.— Excelente, ya verás como dentro de unos meses tendremos a tu hijo en ésta casa— dijo ella.— ¿Crees que los abuelos se creerán que el tratamiento de fertilidad funcionará?—Si lo creen o no es lo que menos me importa, solo deseo permanecer a tu lado, amorcito — dijo Astrid muy firme en su cometido. Richard también llegó a casa y su prometida estaba esperando por él—¡Hola cariño! ¿Qué haces acá tan temprano?— preguntó besando una de las mejillas de la chica. — Quería desayunar contigo, pero tú tenías otros planes— dijo ella— Cariño, salí a desayunar con Bruce, tenía algo importante qu
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La verdad
— Camila, había despertado esa mañana bañada en sudor, había tenido una pesadilla, Richard la estaba besando y una mujer la había atrapado por los cabellos gritándole:—“¿Por qué besas a mi esposo? Está casado, estábamos muy felices hasta que llegaste tu.”En el sueño esa mujer había sido muy agresiva con ella, le gritaba con todas las fuerzas que él era de ella, que no tenía nada que ofrecerle, que él no iba a cambiar lo que sentía por ella, que era una pobretona. Al despertar todo era tan real, estaba sudando como si realmente hubiera luchado con esa mujer del sueño. Sintió una profunda tristeza, pero todo era producto de su imaginación, no entendía porque aquel sentimiento, total, probablemente nunca más lo volvería a ver. Unos minutos más tarde entró la llamada de Astrid Wood. — Estoy por llegar Camila,espero ya tengas todo listo para salir, no tengo mucho tiempo— dijo ella. — Sí señora ya estamos listas— respondió Camila. La madre de Camila entró en ese momento a la hab
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Manipulación
Bruce suspiró nuevamente, sabía que haberle revelado al abuelo de la esterilidad de su esposa le traería una discusión con Astrid, pero de todas maneras era cuestión de tiempo para que se enterara, así que dijo a su abuelo:—No te estoy llevando la contraria, sólo que me gustaría que me dejes ocupar de mi matrimonio— dijo él.— ¡Me vale un pepino lo que pienses tú y tú mujer, Bruce!— exclamó el abuelo enojado— hoy mismo voy a ocuparme de el asunto con Astrid — dijo el abuelo firme en lo que decía. — ¡Por favor, déjame resolver mis asuntos, abuelo!— exclamó Bruce enojado. El abuelo suspiró y dijo:— Está bien te dejaré por unos días, no quiero imaginar si Adam tu primo se entera de ésta noticia, espero que todo resulte bien para tí y tu mujer. Bruce salió de la casa de su abuelo imaginando la hecatombe que hubiera sucedido en su casa una vez que Astrid oyera lo que su abuelo le iba a decir, realmente nunca quiso saber quién era la mujer que llevaría a su hijo en el vientre, su abue
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Enfrentamiento
— Adam, no entiendo porque crees que te estoy ocultando algo, no sé nada de lo del embarazo de Astrid— dijo Marjorie sin ceder ante su sobrino. —Está bien tía, pero si yo averiguo que tu me ocultaste algo voy a estar muy decepcionado— dijo Adam aún insistiendo. — Solo se que ella está en tratamiento para quedar embarazada— dijo la tía para complacer la curiosidad de su sobrino. — Ya tú no me quieres como antes, eso lo puedo sentir, los chismes sobre mí te han convencido de no quererme más— manipuló Adam. — ¡No digas eso ni en juego!— exclamó Marjorie— tú eres una persona muy especial para mí, es más eres el único que me llama, que me hace sentir que soy su familia, Richard jamás me llama, disculpa si te doy la impresión de que no eres querido por mí, tu sabes cuanto me importas, sé que no eres un mal muchacho. — Esta bien tía te creo, te llamaré cuando tengas más notícias de mi primo y su esposa.— dijo él. —¡No cariño, espera!— exclamó ella— si tengo algo que decir, pero no le
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Mala jugada
Ella lo miró con enojo y le respondió:—¿Otra vez con eso? ¿Cual es tu afán? ¡Te dije que mientras menos estés involucrado mejor! — ¡Quiero conocer a la dueña del vientre!— exclamó él— ¿Qué hay de malo en eso? — ¡Que no deseo que la conozcas!— exclamó Astrid— ¡Ya tengo a la chica inseminada, está saliendo todo bien, tendrás a tu hijo, con tu sangre! ¡Deberías estar orgulloso. — ¡Y lo estoy cariño! Está bien, quiero respetar tus deseos, pero dime porque no quieres que la conozca. — Realmente no quiero que nadie la conozca, que no tenga interacción con ninguno de nosotros, el objetivo es que tenga el bebé y ya, una vez nazca el niño, nos olvidamos de ella, ni siquiera debe saber dónde vivimos— dijo ella— todo por preservar la seguridad de nuestro hijo. — Ahora estoy entendiendo— dijo él. — Espero y no vuelvas a molestar con eso— dijo ella. — Lo prometo— dijo él besándola con pasión en los labios. Si algo había entre ellos era un amor sólido, y Bruce amaba a su mujer entrañablem
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Huida
— Debes esperar, es muy temprano para decir que sucederá, aparentemente se ve bien, pero espera, todavía quedan tres meses y medio, al final le ponemos una inyección para que la chica expulse al feto y asunto arreglado, no te angusties, eso puede molestar a tu bebé que inicia la gestación— dijo el médico. — Tienes razón, yo no voy a angustiarme, ¿para el mes que viene se puede ya saber? — preguntó de nuevo Astrid— es que si llega cuando tenga 8 meses me dará temor matar a ese bebé. — Si es más complicado, pero si se le inyecta algo para que haya sufrimiento fetal y así hay que sacarlo obligatoriamente,— dijo el doctor— ella tiene que someterse, no se puede arriesgar a una infección con el bebé muerto dentro de su barriga. — Entonces esperaremos dos meses más— dijo aliviada Astrid. — Si, ahora tienes 8 semanas, en dos meses más, estará más fuerte— dijo el médico— quédate tranquila y ve que la chica se va a extrañar que estés tanto tiempo acá. Camila había escuchado todo, estaba pa
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Confusión
Astrid se quedó pensando; ¿que pudo haber pasado para que ésta muchacha y su madre salieran huyendo de ésta manera? Salió y se fue a casa donde vivía antiguamente pensando que quizás quisiera volver a un estilo de vida más sencillo. Allí no había nada, todo estaba como siempre, entonces llamó a su esposo y dijo:— La chica huyó con el bebé en su vientre— ¿Habías hablado con ella últimamente? — preguntó Bruce. — Sólo la veía lo necesario y hoy tenemos consulta y no está por ningún lado, se llevó sus cosas— dijo Astrid— ¿puedes acompañarme hasta el ginecólogo? Quiero estar contigo. — Claro mi amor, ya salgo para allá— prometió Bruce— sólo relájate, todo va a estar bien. En pocos minutos se reunieron con el doctor para revisar su embarazo que estaba en la décima semana. — Todo va muy bien, increíble me este bebé desea engrosar las filas de los Callister— dijo el médico— ¿Y la chica? — Esa muchacha se fue, no entiendo que pasó— dijo Astrid. — ¿No se te ocurre que escuchó nuestra
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