Ya en la habitación, David me acomoda en la cama con una suavidad que siempre logra relajarme. Pero esta vez, algo en mí decide tomar el control. Sin hacer mucho esfuerzo, me incorporo y me deslizo sobre él, sorprendiendo tanto a David como a mí misma.- David, te necesito ahora, por favor, hazme tuya en este instante.Él me observa, desconcertado por mi repentina iniciativa. Sé que no esperaba esto de mí, especialmente porque fue su idea al principio. Apenas mis palabras han salido de mis labios, siento cómo la excitación lo recorre, su erección es evidente entre mis piernas, lo que hace que un calor húmedo se apodere de mí.- Lo que mi preciosa novia y futura esposa desee, siempre será un placer -dice, tomándome firmemente por la cintura.Comienzo a desvestirlo con avidez, sintiendo cada vez más la urgencia de tenerlo, y él hace lo mismo conmigo. Pronto, estamos completamente desnudos. David me mira, su mirada recorriéndome con una intensidad que me hace temblar.- Eres absolutament
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