—¡Ahhhh! No me hagas daño por favor —suplicó cerrando los ojos.—¡Kate! ¿Qué haces aquí? —preguntó Michael al ver a la pelirroja en aquella habitación.Ella se aferró a su cuello, las piernas no le respondían, temblaba como hoja de papel.—¡Michael, Michael! Eres tú…—¿A quién esperabas, al Chapulín Colorado? —dijo en tono jocoso y ella esbozó una sonrisa nerviosa.—Pensé que era George. ¿Pero tú como entraste? —dijo, apartándose de él.—Por la puerta de atrás. ¿Qué es lo que ocurre Kate? ¿Por qué estás aquí? —Hoy salí de la comisaría y Annette me ofreció quedarme aquí, por lo de Gerald, sabes.—¡Ah, sí! De verdad que no recordaba, vi la noticia pero he tenido días complicados y como no he hablado con Annette, se me pasó por alto. —Estoy aterrada, paranoica. Ya no puedo estar tranquila, me aterra la idea de que George pueda volver a… —Kate guarda silencio, no podía pronunciar aquella palabra, era como si se reabriera la herida cada vez que recordaba lo que pasó aquella noch
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