Estaba enfadada por muchas cosas, como por el echo de que tenía que irme y en parte no quería. Y por Diego, porque no me decía lo que quería escuchar, porque se callaba muchas cosas. —Te voy a echar de menos —me repitió Sheila. —Yo también. De todas formas no iré muy lejos, me quedaré cerca del campus y podemos quedar cuando quieras, supongo que vendré también de vez en cuando por mi padre. —¿Por tu padre? —se rió—. Por favor, ni que tuvieras que engañarme a mi, sé que estás loquita por Diego. Estaba más que loca por él. —Estoy enamorada de él —admití en voz alta. Hasta entonces solo se lo había admitido a Noah por teléfono—. Pero es raro porque siento que le intereso pero no lo dice y cuando me marche no sé qué va a pasar. —Es cómo su primo, Ben no me dijo que me quería hasta que estuve a punto de irme de la ciudad por trabajo. —Espera —me revolví y la bolsa térmica se me cayó del pie—, ¿Ben y Diego son primos? —¿No lo sabías? No sabía nada de Diego, nada de nada, ni siquier
Leer más