—¿Qué haces ahí parado como idiota? Ve, por ella, bro.—Sí, ve por ella, hermanito. —Te amo, enana — dejo un beso en la cabeza de Cam y golpeo la cabeza de Rachel antes de seguir sus pasos.Es muy extraño lo que Aria me hace sentir. Me irrita, me enoja y me gusta a la misma vez. Así como deseo no verla nunca más en mi vida, quisiera que esos ojos tan bonitos solo me observaran a mí. No sé si es atracción, deseo, gusto o algo más, pero la chiquilla me jodió desde el primer instante en el que entró en mi cabeza y no supe cómo sacarla de ese lugar que se mantenía sereno y en calma.Entro a mi habitación y desde lo alto de la escalera la veo tendida en la cama boca abajo. Es tan despreocupada como de costumbre, la diferencia es que antes no me fijaba en sus piernas ni mucho menos en lo bonitas que son. Ahora que sí lo hago, no puedo evitar pensar en el sabor de su piel y en el antojo tan grande que es su cuerpo.—Vamos a salir — bajo las escaleras sin mirarla o no podré contener las gana
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